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una second oportunidad

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era el último día de estudio del semestre de fin de año en el centro pre universitario y todo el salón de clases era un desorden. eduardo se aprestaba a marcharse cuando vio a susana sentada en una de las sillas de adelante, anegada en llanto y siendo consolada por varias de sus amigas. a él le entró una sorda violencia interior ver aquella escena, pero igual se fue, dejando atrás todo aquello en el pasado.

después de ocho meses, para ser más precisos en agosto del año siguiente, él se encontraba sentado en la cafetería de la universidad cuando escuchó una conocida voz a sus espaldas dirigiéndose a él que le dice:

-supongo que debes de estar contento.

en cualquier otra circunstancia él hubiera pensado que aquellas palabras de carla se referían a su reciente ingreso a la universidad el cual ya llevaba varios días, pero sabía muy bien que ellas tenían una doble intención. ella se colocó frente a él apoyando sus manos en la pequeña mesa redonda donde estaba bebiendo café y consumiendo un sandwich triple; y sin esperar una respuesta de él, añadió:

-debiste acercarte, haberle dicho algo y no haberte ido así. susana era una niña que apenas pasaba los dieciocho años y se enamoró como una loca de ti. te sentaste seis meses a su lado y la sedujiste, sino físicamente, al menos sí, emocionalmente. ahora está muerta, ¿te enteraste de eso? se tiró del puente. ¡toma para que la recuerdes!

asombrado por la información, eduardo sólo atinó a ver el pequeño sobre manila que carla había sacado de su bolso y que golpeó una de sus manos. cuando levantó la vista, ella ya no estaba.

de aquello pasaron veinte años. eduardo estaba dando clases en la universidad en la carrera de matemática. era inicio de semestre y recién conocía a sus alumnos. todo iba con normalidad hasta que vio el rostro de una de sus alumnas y detuvo sorprendido el desarrollo de la clase pues a quien le pareció ver sentada en una de las sillas fue a la misma susana: largo cabello castaño hasta llegar al inicio de sus senos, raya al costado, soñadores ojos cafés y piel blanca. no pudiendo aguantar más le preguntó su nombre:

-olenka, profesor. -contestó ella con una dulce sonrisa.

el tiempo pasó y eduardo se encontraba en el pasillo del primer piso de la facultad leyendo unas notas en un mural informativo cuando se le apareció olenka que venía de cotejar sus notas de los exámenes parciales que había dado durante aquella semana. ella al verlo, se le acercó y le dijo:

-y, profesor, ¿quién cree que desarrolló primero el cálculo infinitesimal? ¿newton o leibniz?

-bueno, aunque newton se lleva todo el crédito, leibniz lo explica mejor ya que la notación de cálculo desarrollada por newton era un tanto engorrosa y se dejó de lado; pero te diré que fueron otros como los bernouilli y l'hôpital a fines del siglo xvii los que desarrollaron el cálculo hasta tal punto que lo hicieron de fácil entendimiento para cualquiera que desee estudiarlo.

-ah, y, ¿le gustaría profesor, que lo agregue a mi "feis"?

-no. lo siento, olenka. no es nada personal, pero para no tener problemas de acoso o de algo parecido, yo no le voy al facebook, ni a instagram, twitter o whasapp. sólo utilizo internet con relación a mi trabajo como docente. si quieres consultarme algo, puedes hacerlo aquí en la facultad o en la cafetería.

-entiendo. a la vista de todos, ¿no?

sí, a la vista de todos. -le dijo sonriendo y mirándola intensamente.

y la relación entre ellos era así, un esporádico intercambio de palabras cada vez que se encontraban y luego una despedida. hasta que un día todo aquello cambió.

habían pasado dos semestres más y eduardo se encontraba hojeando un libro de matemática avanzada en el área de ciencias en una librería cercana a la universidad cuando en ese mismo momento ingresó olenka dirigiéndose de frente a un módulo giratorio en forma de cilindro buscando una determinada revista musical, y a la cual, luego de encontrarla y hojearla brevemente, levanta la vista divisando a eduardo, decidiendo acercársele para decirle lo siguiente:

-profesor, usted sí que es todo un nerd. ¿por qué no se relaja un poquito y compra un libro de aventuras en vez de lo que está hojeando? -le dijo con su acostumbrado buen humor.

-vi algo interesante al momento de entrar pero ya olvidé el título.

y después de charlar un poco sobre los actuales gustos musicales de ella y de los antiguos gustos musicales de él cuando era adolescente. eduardo le dice:

-olenka, si no estás muy apurada te invito a comer algo ligero. ¿qué dices?

-profesor, ¡eso es una cita! ¿qué pasó con aquello de no relacionarse con los alumnos, las alumnas sobre todo, para no tener problemas de acoso?

-actualmente, ni yo soy tu profesor ni tú eres mi alumna. y como no tengo ninguna responsabilidad en cuanto a tus notas, no existe ningún tipo de conflicto de intereses.

-¡una muy buena argumentación! entonces, vamos.

al salir de la librería, eduardo caminó un poco en cierta dirección pero luego, como cambiando de opinión, le dijo a olenka para ir a comer a otro lado, a un bonito lugar pasando el puente. ella accedió.

no habían caminado ni cinco metros de aquel puente, y aunque olenka sólo dirigía la vista al frente sin mirar mucho a los costados, se comenzó a poner lívida y tuvo que sostenerse del brazo de eduardo para reponerse.

-¿qué ocurre, te sientes mal? -le preguntó eduardo.

-lo siento, profesor. desde niña sufro de acrofobia y siempre que puedo, evito transitar por este puente. es más, bárbara, la hermana mayor de mi amiga cristina, quien en una época estaba terminando sus estudios de psiquiatría me habló para tratar de quitarme esta fobia mediante la hipnosis, pero no quise.

pasado un momento, él le dijo:

-ya estás menos pálida. ¿te sientes mejor? si quieres regresamos y comemos en otro lugar.

-no, está bien. -le dijo, y como para tratar de distraerlo, añadió mientras se sostenía de una baranda: -desde aquí hay una magnífica vista al mar. es una lástima que no se puedan hacer tomas fotográficas de la puesta de sol debido a este gran tubular de plástico. ¿a quién se le ocurriría mandar a poner esto?

-se puso como protección por el número de personas que saltaban al vacío. la última fue una muchacha que se suicidó hace como veinte años más o menos. -dijo eduardo con cierta tristeza mientras contemplaba a olenka quien seguía mirando el mar apoyada de la baranda.

una vez cruzado el puente y ya en el establecimiento donde solicitaron dos cuartos de pollo a la brasa con patatas fritas más bebidas, fue eduardo quien retomó la conversación:

-olenka, ¿qué tan open mind eres? tengo una curiosa historia que contarte pero que tal vez te pueda afectar en lo personal.

-profesor, si me va a contar algo sexualmente procaz yo me paro y... (olenka hizo el ademán de levantarse) me vuelvo a sentar, acomodándome mucho mejor. ¡soy toda oídos! ay profe, yo no sabía que usted era uno de esos. -dijo sonriendo, ya recuperada del susto de lo que pasó en el puente.

en el lapso en que olenka hacía su pequeña escena teatral donde hizo el amago de irse, eduardo se metió la mano derecha en el bolsillo interior del saco y extrajo una fotografía la cual le alcanzó casi como arrepintiéndose de haberlo hecho, pues era algo relacionado con su pasado y temía que no fuera valorada en toda su magnitud. de lo que también estaba consciente era de que estaba abriendo una verdadera caja de pandora ante los ojos de olenka y no sabía a ciencia cierta cual sería su reacción.

ya con la fotografía en la mano, olenka reparó en el rostro de la muchacha que había en ella y que se le parecía como dos gotas de agua donde incluso sentía que su mirada se reflejaba en la de ella como si se estuviera mirando en un espejo, para luego terminar por decir:

-soy yo... no. no soy yo... yo jamás me he puesto esa ropa ni conozco al muchacho que está a su lado y que por cierto se parece mucho a usted. ¿qué es esto profesor, un excelente trabajo de photoshop?

-no.

-¿es acaso mi doppelgänger? -dijo ella con una sonrisa nerviosa.

-podría ser en cierto modo, ella fue una persona real.

-el apuesto muchacho de intensa mirada que aparece al lado, es usted, ¿no? ¿ella fue su novia? déjeme decirle que en cuanto a mujeres, usted tiene muy buenos gustos, profesor. -bromeó olenka aún en una situación en la que no sabía a qué atenerse, y añadió: -¿quién es ella?

es susana, la última muchacha que se tiró del puente que acabamos de pasar.

-profesor, me está asustando. mire, yo de niña he disfrutado del halloween y las películas de terror me han apasionado de toda la vida, pero ahora me doy cuenta de que no me gusta para nada ser la protagonista principal de una de ellas y mucho menos de una en la vida real. cuénteme, ¿quién fue susana? ¿por qué aparece usted al lado de ella? y, ¿cómo llegó esa foto a sus manos?

-conocí a susana en el centro pre universitario para el ingreso a la universidad. ella se sentaba detrás mío y conversábamos siempre con todo lo relacionado a lo que pasaba dentro del salón de clases; ya sabes, sobre los cursos, los compañeros. fuera de allí no la veía. yo no era su novio ni nada por el estilo.

-y, ¿en cuanto a la foto...?

-en cuanto a la foto... ¡uff! nos la fue tomada de improviso por carla, su mejor amiga. fue ella quien me la entregó de muy mala manera dentro de un sobre manila días después de mi ingreso a la universidad. ella y varias amigas del círculo de susana me culpan de su muerte. dicen que ella fue emocionalmente seducida por mí. después que tuve esta foto en mis manos, una de ellas, patty, me contó que iba a servir de presión para obligarme a estar con susana, que iban a sacar varias copias de ella, a repartirlas entre los conocidos y a hacernos bullying haciendo referencia a lo bonito que como pareja la hacíamos juntos; ya sabes, cosas de chicos. todo quedó en nada porque la misma susana se opuso y no querían apenarla si es que las cosas no salían como hubieran querido.

-¿usted la quería...? ¿se enamoró de ella? ¿qué era para usted susana?

-en aquella época mi familia y yo, teníamos muchos problemas y no quería arrastrar a nadie más estando conmigo en esa difícil situación. eran tantos los problemas y tan serios que hasta mi propio futuro estaba en riesgo. mira, olenka, yo no ingresé a la universidad con aquella promoción de chicos que sí pudieron hacerlo, sino hasta un semestre más tarde; y, aún con todo, yo me gradué mucho antes que todos ellos. -los ojos de eduardo despidieron chispas de orgullo al decirlo.

-¡usted la amaba y nunca se lo dijo! ¡pobre chica! ¿usted siempre es así de racional y cuadriculado en todo, donde dos más dos siempre dan cuatro y no otro resultado?

-yo nunca me imaginé que ella fuera así de especial, que haya sido tan extremadamente sensible y que perdiera la cabeza por un chico que jamás fue su novio.

-es como el triste chiste aquel que dice: "tú eras su novio, pero no lo sabías." profesor, contésteme: ¿quién soy yo?

-olenka, por supuesto.

-sí, olenka, pero usted tiene la peregrina idea de que podría haber sido susana en otra vida. si no, no me habría entregado la foto ni contado esta historia.

-olenka, somos humanos y es normal que se me pase por la mente tal posibilidad.

-profesor, creo en la reencarnación pero en lo que no creo es que la gente se vaya reencarnando vida tras vida con el mismo rostro y el mismo tono de voz. incluso el género puede cambiar, es por eso que el alma humana tiene tal complejidad.

-no estés tan segura de eso. en internet hace un buen tiempo que circulan un par de fotos del siglo xix con los rostros de los actores nicolas cage y john travolta que nacieron en el siglo xx. tal vez sean ellos en vidas pasadas. ¿quién sabe?

olenka y eduardo discutieron un poco más antes de decidir marcharse juntos del establecimiento. en cuanto a la foto que olenka tenía entre sus manos, se la quedó con ella a pesar de que en un principio no la quería, prometiendo devolvérsela a la brevedad posible.

ya en la calle y sintiendo en su rostro la ligera brisa marina, olenka le dijo:

-profesor, ¿siempre aterroriza así de esta manera a las chicas en su primera cita?

-no siempre; tan sólo cuando el día de halloween está cerca.

y aunque ambos sonrieron, cruzaron el puente casi en silencio, sumergidos en sus propias ideas y preocupaciones. fue eduardo el que se decidió a hablar:

-olenka, ¿te has dado cuenta que cruzaste el puente sin ningún tipo de mareo?

-¡verdad!

-tal vez nuestra conversación sirvió para que tu acrofobia desaparezca.

-¡hum! jalisco gana o empata pero nunca pierde, ¿verdad profesor?

sonriendo, eduardo le propuso llevarla en su coche hasta su casa pero ella se opuso.

-no se preocupe profesor. mi casa está aquí nada más a treinta cuadras y el bus me deja cerca. además, necesito estar sola para ordenar mis ideas.

después de despedirse, olenka, luego de dar unos cuantos pasos hacia el paradero de buses, se detuvo en seco y regresó donde eduardo quien no se había movido de su sitio pues la estaba contemplando marchar. fue ella quien habló:

-eduardo, ¿intercambiamos nuestros números de móvil o la restricción es como en las redes sociales?

después de marcarse y timbrarse mutuamente sus respectivos móviles, fue olenka quien le besó en la mejilla y se marchó. a eduardo no le pasó desapercibido que ella dejara el protocolar "profesor" y lo llamara por su propio nombre.

ya en el bus y con la cabeza apoyada en la ventana y la mirada perdida hacia ningún lugar en especial, olenka se dijo para sí misma:

-¡ya sé quién me puede ayudar!

y sacando su móvil marcó un número. cuando escuchó el saludo de bárbara, la hermana mayor de su amiga cristina y que era psiquiatra, le dijo:

-bárbara, ¿todavía tienes interés en hinoptizarme?

-claro, para tratar de eliminar de una buena vez la acrofobia que padeces.

-ya no tengo acrofobia, un hombre me acaba de curar esa fobia.

-créeme olenka, los hombres, a menos que sean doctores, no le curan nada a las mujeres. lo que dices suena hasta raro. la mayoría de mis pacientes son mujeres y vienen hasta mi por causa de ellos.

ambas rieron, fue olenka la que retomó la conversación:

-quiero que me hipnotices para que me hagas una regresión hasta mi inmediata vida pasada. ¿es posible eso?

-¿hacerte una regresión hasta tu inmediata vida pasada? ¿para qué? ¿qué esperas encontrar en ella?

-mi futuro. tal vez exista la posibilidad de una segunda oportunidad. yo me entiendo.

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