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saturday hot. en menos de three minutes

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verónica entró en su habitación conyugal luego de llegar un tanto fastidiada del trabajo donde algunas cosas no salieron tan bien como ella hubiera querido, y al ver a su marido en la cama, le dijo después de colgar su abrigo y su bolso en el perchero:

-has llegado temprano. voy a la cocina a prepararme algo. ¿qué te apetece?

-nada, sólo tengo ganas de follarte. ven aquí conmigo.

-empieza sin mí. te doy permiso para que juegues "solitario" mientras voy a la cocina. -le dijo con un poco del malhumor que traía de lejos.

y sin decir más, salió del dormitorio, y mientras caminaba por el pasillo para llegar a la escalera que la conduciría a la cocina en la planta baja, se dijo:

-¿desde cuándo me convertí en una esposa aburrida y sin sentido del humor? ayer, él estuvo durante siete horas hasta las once de la noche, lijando, limpiando y echándole base hasta terminar, a aquella reja de fierro de la ventana que da a la cocina dejándola lista para pintarla otro día; y aún con todo, hoy se levantó muy temprano para irse a trabajar y ha hecho todo lo posible por llegar antes y descansar un poco. así que debe de estar completamente agotado y no me duraría ni tres minutos.

y volviendo sobre sus pasos, verónica se desprendió de sus zapatos de tacón, sus medias pantys, bragas, falda, blusa y sujetador, que dejó desperdigados por el suelo hasta entrar de nuevo a la habitación y presentarse totalmente desnuda ante su marido quien se despertó nuevamente del sueño todavía ligero en que se había sumergido al escuchar que la puerta se volvía a abrir. su esposa le ofrecía un primer plano de sí misma, con los senos en punta rebosantes de vida llenos de deseo y una gran mata de salvaje vello púbico sin depilar como a él le gusta ver y disfrutar. y en menos de tres minutos, luego de que ella apartara el edredón, la frazada y la sábana, colocándose a horcajadas encima de él, moviéndose en un rítmico, frenético y delicioso vaivén que hizo crujir la cama de madera varias veces, todo acabó.

y así, apenas terminar -dicho esto casi literalmente en el sentido más amplio de la palabra- con él, volvió a salir de la habitación para dirigirse a la cocina, para, ahora sí, prepararse algo y comer.

en el camino se volvió a vestir con sus ropas y zapatos que encontraba tirados en el piso a cada paso que daba y, cuando ya estaba a punto de ubicarse en el último escalón para salir de la escalera y dirigirse a la cocina, sonó el timbre de la puerta.

-y ahora, ¿qué? -se dijo no sin cierto fastidio.

cuando abrió la puerta se encontró con dos policías. uno de ellos tras identificarse, le preguntó:

-señora, ¿conoce al señor guillermo valverde? en su documento de identidad se consigna esta dirección.

-sí. es mi esposo. ¿pasa algo? -contestó entre extrañada y temerosa, sin saber muy bien porqué.

el otro policía intervino y le dijo.

-señora, su esposo acaba de morir en un accidente de tránsito. lamentamos su pérdida y la acompañamos en su dolor. hubo una testigo de lo ocurrido. su esposo ingresó conduciendo su coche a una avenida a gran velocidad desde una calle lateral haciendo un giro temerario que casi llega a impactar al coche de nuestra testigo. ya en plena avenida, el coche iba zigzagueando erráticamente, a veces acelerando y otras veces como sobreparándose. así anduvo hasta que parece que pisó el acelerador a fondo despistándose e impactando fuertemente contra un muro de concreto que lo detuvo en seco. comparamos su rostro con la foto de su licencia de conducir y verificamos positivamente que se trata de la misma persona. la testigo nos dijo que todo ocurrió en menos de tres minutos.

-¡no! ustedes se han equivocado de persona. mi esposo está arriba, acabamos de hacer el....

y sin saber bien porqué, verónica giró inesperadamente su cuerpo y llamando por su nombre a su marido subió rápidamente la escalera hasta llegar a su habitación. los dos policías iban detrás de ella. al abrir la puerta, sólo vieron una cama en pleno desorden sin nadie en ella.

huelga decir que verónica perdió el apetito y ni se acercó a la cocina por el resto de la noche de ese día.

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