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the love in (casi) 100 citas

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el amor, el desamor, la amistad. el sexo, la pasión y el erotismo, en casi 100 citas y textos, acompañados además, de casi 100 canciones.

post relacionadohttps://aquenofunciona.blogspot.com/2016/06/saturday-hot-chess-poetry-sensual.html 

1.-cumbres borrascosas.

1.a."dándome cuenta de mi desatino, intenté rectificar. hubiera debido advertir la excesiva diferencia entre las edades de los dos para dar a simple vista como posible que fuesen marido y mujer. tendría el uno alrededor de los cuarenta años, período del vigor mental en que rara vez acarician los hombres la ilusión de que las muchachas se casen con ellos por amor. únicamente los ancianos se consuelan con ese sueño. ella, en cambio, no representaba alcanzar los diecisiete."

1.b."las gentes viven aquí más en serio, más reconcentradas; menos en la superficie, en los cambios y en las frivolidades externas. aquí puede concebirse como posible un amor para toda la vida, y hasta ahora yo he estado convencido de que ningún amor podía durar más de un año. la situación de los primeros es la de un hombre ante un solo plato en el que concentra todo su apetito y al que hace todos los honores; la de los segundos, la del mismo hombre ante una cena servida por un cocinero francés; podrá obtener, del conjunto, tanto goce, pero no considerará cada plato más que como un simple átomo."

emily brontë

2."el goce del amor es grande, pero sus sufrimientos son tan intensos, que sería mucho mejor nunca amar en absoluto."

fedor dostoievski, citado en el libro de alex christofi, dostoevsky in love: an intimate life (2021).

3.las aventuras de barry lyndon / the memoirs of barry lyndon

3.a. "las ideas románticas que profesé sobre el amor en mi primera juventud se me habían borrado completamente tras cinco años de vida militar y de una intensa experiencia del mundo, y resolví -como conviene a un caballero (sólo la gente baja se casa por amor)- consolidar mi fortuna mediante el matrimonio."

3.b. conversación entre redmond barry lyndon y la viuda de lyndon (los nombres de "calista" y "eugenio" son los que cariñosamente se daban entre ellos de manera epistolar) al final del capítulo 15, titulado: cortejo a lady lyndon

...

"cuando estuvimos solos, me sinceré lealmente con ella.

-queridísima señora -le dije-, no hagáis que vuestra crueldad obligue a un desesperado a tomar medidas fatales. os adoro. en días pasados me consentisteis murmuraros sin trabas mi pasión; ahora me apartáis de vuestro lado, no contestáis a mis cartas, y preferís a otro. todo mi ser se rebela ante un trato así. considerad el castigo que me he visto obligado a infligir; pensad en el que quizá tendría aún que aplicar a ese desgraciado joven. desde luego, si se casa con vos, morirá.

-no os reconozco -dijo la viuda- el menor derecho a dictar su conducta a la viuda de lyndon. no comprendo en absoluto vuestras amenazas, ni las tomo en consideración. ¿qué ha pasado entre un aventurero irlandés y yo que autorice esta impertinente intromisión?

-estas han pasado, señora -le repuse-; las cartas de calista a eugenio. quizás hayan sido muy inocentes, pero ¿lo creerá la gente? puede que sólo hayáis querido jugar con el corazón del pobre y cándido caballero irlandés que os adoraba y confiaba en vos. pero ¿quién va a creer vuestra inocencia contra el irrefutable testimonio de vuestra propia letra? ¿quién puede admitir que escribisteis estas cartas por pura coquetería y no bajo el influjo del cariño?

-¡villano! -exclamó mi lady lyndon-. ¿os atreveríais a sacarle otro sentido a esas cartas sin importancia que el que realmente tienen?

-les daré el sentido que quiera -dije-, tan grande es la pasión que me anima. lo he jurado... ¡debéis ser mía y lo seréis! ¿me visteis alguna vez prometer realizar algo y no cumplirlo? ¿qué preferís recibir de mí: un amor como mujer alguna conoció de un hombre o un odio sin precedentes?

-una mujer de mi rango, señor mío, nada puede temer de un aventurero como vos -replicó la dama, irguiéndose majestuosamente.

-fijaos en vuestro poynings, ¿no era de vuestro rango? sois la responsable de la herida de ese joven, señora, y podríais haber sido la causante de su asesinato, sí, de un asesinato, si no se hubiera ablandado el instrumento de vuestra salvaje crueldad; pues, si una esposa es infiel, ¿no es ella quien arma la mano de su esposo para castigar al seductor?

-¿esposo? ¿esposa, caballero? -exclamó la viuda, en el mayor asombro.

-¡sí, esposa! ¡esposo! no soy uno de esos infelices con quienes pueden jugar las coquetas para luego despreciarlos. querríais olvidar lo que ocurrió en spa; calista desearía olvidar a eugenio, pero yo no os permitiré olvidarme. pensasteis bromear con mi corazón, ¿verdad? cuando se me pone en movimiento, honoria, no hay manera de pararlo. os amo... os amo ahora tan apasionadamente como cuando no tenía esperanzas. ¿y creíais que os dejaría ahora que puedo conquistaros? ¡cruel, cruel, calista! ¡cuán poco conocéis el poder de vuestros encantos si pensáis que sus efectos pueden borrarse tan fácilmente, qué poco sabéis de la constancia de un corazón puro y noble como el mío si pensáis que, habiéndoos amado, puede cesar de adoraros! ¡no! juro por vuestra crueldad que me vengaré de ella; por vuestra maravillosa belleza, que he de ganármela y seré digno de ello. ¡mujer fascinadora, adorable, voluble y cruel! ¡seréis mía, os lo juro! vuestra riqueza puede ser muy grande, pero ¿acaso no soy de condición bastante generosa para emplearla dignamente? vuestra alcurnia es elevada, pero no tanto como mi ambición. os disteis en matrimonio a un juerguista insensible y sin valor alguno; ¡daos ahora, honoria, a un hombre, y precisamente a uno que, por muy alta que sea vuestra condición, la realzará y será digno de ella!

mientras hablaba así a la estupefacta viuda, me hallaba de pie y ella sentada, y la fascinaba con la mirada. vi que se iba poniendo encarnada y luego pálida con el miedo y el asombro, y noté que mis alabanzas a sus encantos y la declaración de mi apasionado amor no eran mal acogidos por ella. presenciaba yo con triunfante serenidad el dominio que iba logrando sobre ella. creedme, el terror no es un mal ingrediente para el amor. un hombre que se proponga ferozmente conquistar el corazón de una mujer débil y caprichosa tiene que triunfar con tal de que se le presente una oportunidad.

¡hombre terrible! -dijo lady lyndon, apartándose de mí en cuanto terminé de hablar (no sabía ya qué decir y pensaba preparar otro discurso)-; ¡hombre terrible, dejadme!

por estas palabras comprendí que había conseguido impresionarla. "si me deja entrar en casa mañana -pensé-, será mía."

cuando bajé, le puse en la mano al portero diez guineas y el hombre pareció sorprendidísimo de semejante regalo.

-es para compensaros de la molestia de abrirme la puerta -le dije-; tendréis que hacerlo con frecuencia."

william makepeace thackeray

4.quo vadis?

4.a."no basta amar; hay que saber cómo se ama y saber enseñar el amor. también la plebe y las bestias conocen los placeres del amor; pero el hombre verdadero se distingue de aquéllas elevando la pasión a nobilísimo arte; y admirándolo como tal, reconoce todo su estimable valor, participando de sus divinos goces no sólo la carne, sino también el alma."

4.b."antes creía que el amor no era más que fiebre de la sangre, y ahora, en cambio, reconozco que puede amarse con toda calma, respirando tranquilamente, sintiendo luego un bienestar infinito, como si el sueño y la muerte meciesen el alma en éxtasis dulcísimo."

4.c."una mujer hermosa vale siempre todo el oro que pesa; pero cuando además ama, su valor es incalculable. para comprarla no bastan todos los tesoros del mundo."

henryk sienkiewicz

5.




6. documental dw: erotismo muerte y el demonio - cómo el arte del gótico hechizaba a la gente. (extracto)


svea janzen (universidad friedrich schiller de jena): "para mí lo que distingue a este arte alemán del gótico tardío, es en realidad la perplejidad que despierta. es decir, en estas imágenes hay algo atractivo, y al mismo tiempo no entiendes para nada su estética, o contiene muchas cosas desconcertantes para nuestra óptica moderna."

el abanico de motivos en el arte gótico es amplio. desde lo cristiano hasta lo profano. el formato varía desde un gran retablo hasta una miniatura de centímetros. las pinturas sobre tabla con una narrativa erótica son raras al final de la edad media, pero existen. aquí, el "hechizo de amor" (liebeszauber).

svea janzen (universidad friedrich schiller de jena): "la constelación de elementos sigue reconociéndose hoy como altamente erótica. en primer lugar está la falta de vestimenta de la mujer; en realidad la hace más atractiva en su desnudez, como observador moderno puede reconocerse así de inmediato de forma muy intuitiva, que esta no es una desnudez natural como una desnudez inocente como eva en el paraíso, sino que en verdad se trata de una desnudez erótica, configurada culturalment,e porque todavía tiene esas pocas prendas, y otra persona que está completamente vestida, un caballero que sólo mira; esta es una especie de mecánica del erotismo marcada por este personaje que sigue funcionando como lo hacía en el siglo xv."

junto a la joven, un cofre con un corazón sobredimensionado en su interior. en su mano, un pedernal y una esponja. así enciende y apaga el corazón al mismo tiempo. sin embargo, ¿a quién pertenece el corazón con el que práctica esta magia? los pensamientos de ambos hablan, con cintas. incluso el loro de la derecha en la imagen tiene una cinta. así como el perro a los pies de la pareja. todos se comunican entre sí.

svea janzen (universidad friedrich schiller de jena): "es típico del siglo xv que primero nos atraigan, porque parecen típicamente tangibles, y nos muestran la cultura cotidiana, y esos objetos representados de manera naturalista, y después siempre hay una ruptura porque es más importante por ejemplo: mostrar una habitación en su totalidad y mostrarnos una habitación que tenga dos ventanas, que sea sólo una sección de un edificio residencial, lo que es increíblemente lógico, es decir, la declaración de la imagen sigue estando en su significado por encima de un realismo absoluto."

entonces, ¿qué es este arte gótico? gótico. el término es una invención del italiano georgio vasari, el fundador de la historia del arte. cuando vasari lo escribió en 1568 lo usó de manera bastante despectiva. gótico, significa tosco y falto de armonía.


7.- afrodita. cuentos recetas y otros afrodisiacos.

(extracto)

"en la década de los cuarenta, anais nin y henry miller sobrevivieron un tiempo escribiendo cuentos eróticos para un hombre que les pagaba por página. este cliente, que se hacía llamar el coleccionista, permaneció siempre anónimo, llenando de indignada curiosidad a los dos grandes autores que prestaron su talento y su pluma para satisfacer sus caprichos. este coleccionista de pornografía no apreciaba el estilo y en repetidas ocasiones les exigió que "se saltáran la poesía" y se concentraran en el sexo, porque lo demás no le interesaba. anais nin le escribió una carta en la que define magistralmente la esencia del erotismo:
 
"querido coleccionista: le odiamos. el sexo pierde todo su poder y su magia cuando es explícito, rutinario, exagerado, cuando es una obsesión mecánica. se convierte en un fastido. usted nos ha enseñado más que nadie sobre el error de no mezclar el sexo con emociones, apetitos, deseos, lujuria, fantasias, caprichos, vínculos personales, relaciones profundas que cambian su color, sabor, ritmo, intensidad.
 
"no sabe lo que se pierde por su observación microscópica de la actividad sexual, excluyendo los aspectos que son el combustible que la enciende: intelectuales, imaginativos, románticos, emocionales. esto es lo que le da al sexo su sorprendente textura, sus transformaciones sutiles, sus elementos afrodisíacos. usted reduce su mundo de sensaciones, lo marchita, lo mata de hambre, lo desangra.
 
"si nutriera su vida sexual con toda la excitación y aventura que el amor inyecta a la sensualidad, sería el hombre más potente del mundo. la fuente del poder sexual es la curiosidad, la pasión. usted está viendo su llamita extinguirse asfixiada. la monotonía es fatal para el sexo. sin sentimientos, inventiva, disposición, no hay sorpresas en la cama. el sexo debe mezclarse con lágrimas, risa, palabras, promesas, escenas, celos, envidias, todos los componentes del miedo, viajes al extranjero, nuevos rostros, novelas, historias, sueños, fantasias, música, danza, opio, vino.
 
"¿sabe cuánto pierde por tener ese periscopio en la punta de su sexo, cuando podría gozar de un harén de maravillas distintas y novedosas? No hay dos cabellos iguales, pero usted no nos permite perder palabras en la descripción del cabello; tampoco dos olores, pero si nos expandimos en esto, usted chilla: ¡sáltense la poesía! no hay dos pieles con la misma textura y jamás la luz, temperatura o sombras son las mismas, nunca los mismos gestos, pues un amante, cuando está excitado por el amor verdadero, puede recorrer la gama de siglos de ciencia amorosa. ¡qué variedad, qué cambios de edad, qué variaciones en la madurez y la inocencia, perversión y arte...!
 
"nos hemos sentado durante horas preguntándonos cómo es usted. si ha negado a sus sentidos seda, luz, color, olor, carácter, temperamento, debe estar ahora completamente marchito. hay tantos sentidos menores fluyendo como afluentes al río del sexo, nutriéndolo. sólo la pulsación unánime del sexo y el corazón juntos puede crear éxtasis."

isabel allende


8.- "cuando el amor ha sido una comedia, forzosamente el matrimonio tiene que derivar en drama"

alfonso de lamartine


9.- "el amor que analiza es amor que está muerto"

henry ibsen


10.- "el amor es el principio de todo, la razón de todo, y el fin de todo."

lacordaire


11.- "el amor es la compensación del hecho inevitable de la muerte."

arthur schopenhauer


12.- "el amor nace súbitamente, sin más reflexión; sea por temperamento, atracción o debilidad."

la bruyere


13.- "ocurre a menudo que en el amor sólo hay un deseo inmenso de lo que nos huye."

montaigne


14.- "el amor es un tirano que no tolera compañía: es preciso que todas las pasiones se le sometan y obedezcan."

blas pascal


15.- 

15.a. "donde reina el amor, sobran las leyes."

15.b. "el buen amor vive en estado de necesidad."

platón


16.- "el amor y la libertad se excluyen entre sí."

propercio


17.- "no hay nada más sublime que dos que no se hablan de amor y se aman."

severo catalina


18.- trópico de capricornio

"quien, por un amor demasiado grande, lo que al fin y al cabo es monstruoso, muere de sufrimiento, renace para no conocer ni amor ni odio, sino para disfrutar. y ese disfrute de la vida, por haberse adquirido de forma no natural, es un veneno que tarde o temprano corrompe al mundo entero."
 
henry miller


19.- por el camino de swann

19.a."el amor físico, tan injustamente difamado, obliga de tal modo a un ser a poner de manifiesto hasta las menores partículas de bondad y de desprendimiento que en sí lleve, que estas virtudes acaban por resplandecer a los ojos de las personas que más de cerca la rodean."

19.b. "de todas las maneras de producirse el amor y de todos los agentes de diseminación de ese mal sagrado, uno de los más eficaces es ese gran torbellino de agitación que nos arrastra en ciertas ocasiones. la suerte está echada, y el ser que por entonces goza de nuestra simpatía se convertirá en el ser amado. ni siquiera es menester que nos guste tanto o más que otros. lo que se necesitaba es que nuestra inclinación hacia él se transformara en exclusiva. y esa condición se realiza cuando -al echarle de menos- en nosotros sentimos, no ya el deseo de buscar los placeres que su trato nos proporciona, sino la necesidad ansiosa que tiene por objeto el ser mismo, una necesidad absurda que por las leyes de este mundo es imposible de satisfacer y difícil de curar: la necesidad insensata y dolorosa de poseer a esa persona."

marcel proust


20.- el gatopardo

"el amor. evidentemente, el amor. fuego y llamas durante un año, cenizas durante treinta."

giuseppe tomasi di lampedusa


21.- "una mujer enamorada perdona más fácilmente una gran indiscreción que una pequeña infidelidad."

françois de la rochefoucauld


22.- "la pasión amorosa es una de las vías de trascendencia del yo, una vía poderosísima, y todos necesitamos salirnos de nosotros mismos, porque al trascender nuestra individualidad somos eternos, al salir de nosotros nos escapamos de nuestra propia muerte, que siempre nos espera acurrucada en el fondo de nuestra soledad."

rosa montero


23.- "como un lobo, el amor va devorando nuestro cuerpo hasta convertirlo en un aullido satisfecho, en un grito animal que te lleva más allá de ti mismo."

denisse levertov

https://youtu.be/IhHA9Xq7DUw

24.- flush

"el amor era, sobre todo, olor; la forma y el color eran también olor; la música, la arquitectura, la ley, la política y la ciencia eran olor... hasta la religión era olor."

virginia woolf


25.- "creo que una escena de ira ofrece más posibilidades interpretativas (que un orgasmo) porque la ira puede ser muy contenida."

actriz portuguesa, maría de medeiros


26.- 

26.a. "cuando se ama, basta pensar en una perfección para verla en la persona amada."

26.b. "el amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde de un precipicio."

26.c. "nada tan interesante como la pasión. en ella todo es imprevisto y quien la vive es la víctima."

27.d. "un largo asedio amoroso empequeñece al hombre, pero glorifica a la mujer."

stendhal


27.- "la capacidad de amar es la única que hace al hombre grande y feliz."

josé marti


28.- "estamos comprometidos hace tiempo, pero el matrimonio me asusta. me parece más romántico ser la novia eterna, tener hijos y formar familia."

shakira


29.- "para filmar bien a un actor o una actriz tienes que tener un poco de deseo. porque la relación que uno tiene a través de la cámara con las personas tiene que tener algo de deseo. no es que quieras acostarte con los actores. pero si no sientes algún tipo de intensidad, algo físico hacia esa persona, no sabes ni como encuadrarlo. lo haces de cualquier manera y sale mal. hay una relación amorosa a través de la cámara. y creo que las veces que he acertado con los actores es porque esa situación se ha producido."

cineasta argentina lucrecia martel


30.- "porque después de todo, nada importa sino es el amor, sino es el odio. yo estoy aquí para vivir o para morir, para respirar, comer y amar. o para morir."

extracto de un poema del poeta peruano washington delgado (cuzco, perú, 1927 - lima, perú, 2003)


31.- "tengo la líbido de un chico de 15 años. me encanta el sexo y eso resulta ofensivo para algunos. ¡soy joven, tengo muchas hormonas y estoy siempre dispuesta!"

actriz megan fox


32.- las flores del mal

madrigal triste (extracto)

"te amo cuando de tus ojos
cae agua tibia como sangre;
cuando a pesar de mis cuidados
crece tu potente angustia
como estertor moribundo."

charles baudelaire


33.- "no. soy analfabeto en ese sentido. soy de otra época. nací en el 35. ahora la gente dice que se ama por correo electrónico. raro, ¿no? yo no podría."

cantante y compositor mexicano, armando manzanero.


34.- "amar es encontrar en la felicidad de otro, tu propia felicidad."

gottfried leibniz (1646 - 1716)


35.- "dios puso el placer tan cerca del dolor, que muchas veces se llora de alegría."

george sand


36.- "en la vida, las cosas más bellas no se pueden tocar, se deben sentir con el corazón."

helen keller


37.- "muchos años después, ella confesará en una carta: "todavía me entran escalofríos de vergüenza al recordar que mi hermanastro (george) me puso de pie, cuando contaba con más o menos seis años, para explorar mis partes íntimas". esto le produjo una profunda aversión por la lujuria -razona bell- y exacerbó su frigidez. tal vez por eso, aparte de su esposo, leonard woolf, las personas a quienes ella más amó fueron mujeres: su hermana vanessa, violet dickinson y vita sackville-west, la musa que inspiró orlando."

quentin bell, sobrino de la escritora inglesa virginia woolf en la biografía que escribió sobre ella.


38.- "las grandes pasiones son enfermedades sin esperanza de curación."

goethe


39.- "en el amor no son los que ceden los que aman más, sino los que resisten."

madame de lambert


40.- "me parece una tontería andar amando a alguien que no te quiere. uno debe amar a quien te respeta, ama y admira. el amor es reciprocidad."

laura restrepo.


41.- "que yo sepa, el amor es pasión, admiración y respeto. si tienes dos de ellas, es suficiente. si tienes las tres, entonces no te hace falta morir para ir al cielo."

respuesta por teléfono del escritor y pintor estadounidense william wharton a su hija mayor kate, quien después de conocer a su futuro esposo, le preguntó a su padre sobre qué era el amor.


42.- "no me opongo a ser atada a la cama con pañuelos de seda. me gusta un hombre que se haga cargo. hay algo muy sexy en ser sumisa."

eva longoria


43.- "la separación es todo lo que se necesita para conocer el infierno."

emily dickinson


44.- "mientras menor es mi esperanza, más candente mi amor."

terencio (poeta romano)


45.- "todos los males del mundo provienen de que el hombre cree que puede tratar a sus semejantes sin amor."

leon tolstoi


46.- dos cuerpos (poema)

(extracto)

"dos cuerpos frente a frente
  son a veces navajas
  y la noche relámpago."

octavio paz


47.- "no hay amor que no sienta temor de perder a quien se ama."

francisco de quevedo.


48.- "nunca más es más fuerte el amor que cuando se comprende que va hacia quien nos hará sufrir."

romain rolland


49.- mar cruel

49.a. "existen grados de neutralidad así como los hay de infidelidad podemos perdonar a una mujer alguna coquetería ocasional pero no su entrega contínua y sin reserva a otros hombres."

49.b. "amaba no de una manera ciega, sino con el amor un poco cínico y despectivo en el fondo, del hombre que tiene una amante en la que no confía, pero que, por otra parte, no puede pasarse sin ella."

nicholas monsarrat


50.- "las mujeres aman, por lo general, a quienes lo merecen menos. es que prefieren hacer limosna que dar premios."

jacinto benavente


51.- "la capacidad de amar es la única que hace al hombre grande y feliz."

josé marti


52.- la función de la palabra. marco aurelio denegri. sobre el amor


entrevista al filósofo y profesor universitario diego llontop (extracto. desde el minuto 26 hasta el minuto 37 y 8 segundos).

.....

marco aurelio denegri: "seguimos dialogando con el profesor llontop. él dice lo siguiente en su libro en la página doce: 'parece que este no es un buen momento para el amor; y sin embargo, este país en particular, el catolicismo, ¿no?, es la primera religión en términos estadísticos, lo cual significa que los católicos consecuentes con su credo deberían no sólo promover el amor, sino practicarlo. esa fue la principal enseñanza de jesucristo. ¿por qué es tan difícil hacerlo?' esa es la pregunta que se hace el dicente. yo la voy a contestar, ¿por qué es tan difícil hacerlo? en primer lugar, porque es un mandamiento. yo recuerdo al respecto a lo que decía kant, ah, no un autor moderno, kant, que era un cerebro, pues, indudablemente. decía, 'yo no puedo amar porque quiera hacerlo, ni mucho menos porque deba hacerlo, yo no me puedo sentir obligado a amar necesariamente, porque el amor, no depende de la voluntad, sino, de los sentimientos, por tanto, no existe el deber de amar.' bien, entonces, claro, si no existe el deber de amar, ya por ahí, podemos, digamos, establecer una serie de consideraciones."

diego llontop: "uhu, yo, yo me cuestiono ese tema, quizás no lo tenga concretamente en claro, ¿no?, pero, me parece que la, la dicoto... em, digamos, este par, amor, egoísmo, amor, idiotez, ¿no? es, es digno de, de observar, em, por ejemplo, el sentido de, del amor como un sentimiento, que, que parece que es lo que kant dice, que el amor se apoya en sentimiento, ¿no?, y yo lo he pensado, y de hecho, uno no ama, eh, algo que no considera importante, ¿no?, o algo que no considera admirable, aunque eso lo digo yo en mi experiencia; pero, por ejemplo, fromm en su libro el arte de amar, él, él, em, se opone a la noción de que el amor sea un sentimiento, él, él, más bien dice que es una acción, y que esa acción es un arte, y como cualquier arte, se puede perfeccionar y se puede practicar, entonces él pone varios criterios, eh, para, para entrenarlo, digamos, ¿no?"

marco aurelio denegri: "claro, pero además, quisiera yo también decir, que él establece, em, diferentes clases de amor."

diego llontop: "sí."

marco aurelio denegri: "pero, por razones que también... bueno, no es que sean obvias, pero que son perfectamente descubrible, ehhh, eh, para él, la clase principal de amor, es el amor al hombre. digo que aquí hay una razón, porque él era judío. y, entonces, después, de lo que pasó con el llamado holocausto, entonces esta es una declaración, ¿no es cierto?, para que no vuelva a pasar nada parecido, entonces está teñida de esa experiencia, digamos, como judío, y, y, me refiero a una persona que era muy inteligente, ¿no?, ehhh, entonces habría que hacer esa, esa, matización."

diego llontop: "es, es muy interesante, y, y me lo estás contando, es una forma de interpretarlo, pero por otro lado yo reviso textos, por ejemplo, de buber, martin buber, quien también es judío, ¿no? y, y, él habla de algo que es maravilloso, que dice que el amor viene acompañado de sentimientos, ¿no?, porque el amor no es algo que esté dentro de ti, o sea tú no tienes el amor, sino que el amor te tiene a ti, y eso te lo excentra, o sea, te saca de ti mismo, ¿no? y en ese amor es justamente, eh, eh, la opción en la que puedes trascender, porque estar totalmente internalizado es en ser extremo idiota, ¿no?, pero justamente el amor, es, como fromm lo reconoce, eh, la respuesta al problema de la existencia humana, ¿no? y no es sólo amor al, al, al, hombre, creo yo, es amor a las cosas, es amor a tu trabajo."

marco aurelio denegri: "no, no, pero él, él, en la, en la categoría que pone de amor, este, él declara, ¿no?, que para él,  la principal clase de amor, sin decir con esto que las otras no sean importantes, pero para las más importantes para él, es esta, ¿no?."

diego llontop: "bueno, pues, y, como lo dices, quizás sea debido a, a la influencia que tuvo su contexto; pero yo creo que no, yo creo que no, yo creo que el amor más bien es una disposición, y, por ejemplo en el arte, ¿no?, yo, yo creo que, proust, por ejemplo tiene una frase que a mí me quedó en la novela esta enorme que es en busca del tiempo perdido, ¿no?, y él dice que la calidad artística no se basa en el intelecto, sino en la potencia de la reflexión, o sea como si el artista fuera un espejo, y en realidad no importa que tan elaborado sea el discurso, sino más bien que tan potente es la reflexión, o sea cómo se puede convertir el, el artista en un espejo, eh, plenamente auténtico, ¿no?, y en esa medida, en ese grado, estaría la calidad artística. yo creo que esa entrega tiene mucho que ver con el amor, por ejemplo, escribir un libro, ¿no?, porque yo creo que se puede distinguir con claridad, la impostación y la afectación, pues cuando recibes algo sincero, ¿no?. por ejemplo en el arte que ahora es tan, tan endémico este asunto de, digamos, la artificialidad y que se busca el producto y que un grupo se produce en, en todo sentido, ¿no?, un grupo musical, por ejemplo, y, y el otro lado de una persona que simplemente, eh, refleja lo que ve como artista, ¿no? sea el ámbito que sea."

marco aurelio denegri: "ahora, eh, a mí me parece que gran parte de la dificultad que origina el uso del término amor, es porque este es el único término que usamos, y, hemos dejado completamente de lado, el otro término, que se usaba en latín, porque, en latín, amare, siempre tiene un carácter básicamente pasional, pero dilígere, o sea, diligir, de donde viene dilección, dilecto, es el amor serio, responsable, el cariño, el afecto, cosa que no transmite amor, ¿no? por eso, eh, virgilio, (nota de draco: marco aurelio denegri se equivoca aquí debido quizás, al apuro al momento de hablar y a la similitud de los nombres; fue ovidio quien escribio el arte de amar, y no virgilio.) ¿no? en su arte de amar, usa el amare, no usa, ehhh, el otro. en la vulgata, que es la traducción latina de la biblia, ¿no?, ehhh, el verbo amare se usa cincuenta y un veces, y el verbo dilígere, o sea diligir, se usa alrededor de quinientas, porque traduce mucho mejor los conceptos religiosos que amar, que repito, es más mundano, más pasional, más carnal, si quieres, ¿no?"

diego llontop: "y, y, y tiene que ver con diligente, seguro, ¿no?, más cuidadoso."

marco aurelio denegri: "pero, claro. más lógico"

diego llontop: "y eso es algo que fromm reconoce como un ingrediente, el cuidado, ¿no?. si tú amas algo lo cuidas."

marco aurelio denegri: "la responsabilidad por el otro, el cuidado, etc, por supuesto."

diego llontop: "sí."

marco aurelio denegri: "sí, pero eso lo traduce mucho mejor el término dilección, y no el término amor. el amor, repito, siempre, introduce este elemento pasional. no digo que sea malo, lo que quiero decir es que no hace la diferencia con el otro."

diego llontop: "claro."

marco aurelio denegri: "claro."

diego llontop: "y, y la pasión, eh, bueno, ahí, están... em, por ejemplo, se confunde mucho el enamoramiento con el amor, y esto pasa en los jóvenes, ¿no?"

marco aurelio denegri: "así, es."

diego llontop: "y, y, y la pasión es esta atracción, pero es pasiva, es una fuerza pasiva, ¿no?, y en ese sentido, se apaga, ¿no?. entonces muchos se confunden y dicen, este, eh, 'mis relaciones me duran, pues, tres años, cuatro, y siempre terminan,"¿porqué?, porque la basas en el enamoramiento, ¿no?, y no en esa, ese cuidado que es una disposición."

marco aurelio denegri: "claro."

diego llontop: "y que te impulsa, y que te permite cuidar el amor."

marco aurelio denegri: "por eso los antiguos tratadistas cristianos distinguían entre lo que ellos llamaban el amor de benevolencia, del amor de concupiscencia. entonces, el mundo nuestro es un mundo concupiscente porque está lleno de apetitos, ¿no es cierto?, pero no es mundo benevolente; y, por lo tanto, entonces, ¿qué es lo que va a prevalecer?, ¿no?, la concupiscencia, entendida en este sentido amplio, bueno, no solamente en el sentido sexual.

diego llontop: "claro, claro."

marco aurelio denegri: "no, no, todos los apetitos terrenos, que son muchos, entonces, está afanado en saciarlos, ¿no es cierto? lógico."

diego llontop: "es un apetito, eh, y potencialmente, eh, incontrolable, ¿no?. eh, en potencia es incontrolable, mientras que lo otro al pasar por el tamiz racional, pues, eh, eh, se puede modular mucho más, ¿no?, y apuntar todo."

marco aurelio denegri: "ehh, además, hay otra cosa, ¿no?, la..., ehhh, el mandamiento del amor, ehh, me refiero al caso cristiano, el mandamiento del amor, no se puede desligar de un mandamiento anterior, más general y más importante. ehhh, que dice, 'amar a dios sobre todas las cosas', y, 'amar al prójimo como uno mismo.' bueno, en la concepción cristiana, uno no puede amar al prójimo como a uno mismo, si primero, no ama a dios. por eso es una estupidez solamente, mencionar la segunda parte, pues decir, 'ama a tu prójimo como a ti mismo', sin mencionar la primera, ¿no?, que primero tiene que amar a dios porque este amor al prójimo, o este amor a ti mismo, no tiene sentido si primero no ama lo más importante. bueno, esto se ha perdido completamente, porque, aca a dios se le ha dejado de lado, y entonces, se ama al prójimo como nos amamos, ¿no es cierto?, pero ya sin la referencia a dios, ¿no?"

diego llontop: "seguro que puede ser valioso, porque, eh, la primera versión que es un amor a dios, es un amor de fe, ¿no?, o sea, yo creo que, que, centralmente se basa en la fe que, como lo reconoce por ejemplo, kierkegaard, de es creer en lo imposible, ¿no?"

marco aurelio denegri: "no, pero, digamos que en los evangelios es bien claro, ah, en los evangelios es, "aaama a dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo."

diego llontop: "sí, pues."

marco aurelio denegri: "que tampoco es un mandamiento, ehhh, neotestamentario, es un testamento, es un testamento heterotestamentario, está, este, eh, en el antiguo testamento, no es una novedad, tampoco."

diego llontop: "ahora, savater tiene una idea interesante, que puede ser, eh, discutible, que es, el amor a dios es cuestionable porque tu amas algo que puedes perder, ¿no?, entonces, es como agarrar o pensar en amar a dios, que él, él nunca, nunca lo vas a perder, ¿no?, entonces, la valoración se da en base a  esos criterios prácticos, pero creo que él lo inclina un poco por el lado práctico porque el amor a dios tiene que ver con la fe, que es lo imposible, lo inexplicable, lo, lo, que es algo mucho más... incluso en el libro yo menciono que, que las épocas arcaicas, eh, más mágicas, sí, y mitológicas, eran épocas de, de amor, en el sentido de una entrega, a algo que te supera, ¿no?, y, eso se ha perdido, pues, se ha perdido por la racionalización histórica."



53.- el amante de lady chaterley

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"llegó al claro del bosque, sofocada y semiinconsciente. allí estaba el guarda en mangas de camisa, acabando de cerrar las jaulas para que los diminutos ocupantes estuvieran a salvo durante la noche. aún así, un pequeño trío seguía triscando sobre sus piececitos bajo el cobertizo de paja, pequeñas criaturas despiertas y parduzcas, negándose a escuchar la llamada de la madre inquieta.

"-¡he tenido que venir a ver a los polluelos! -dijo jadeante, mirando tímida al guarda, casi sin prestar atención a su presencia-. ¿hay alguno más?

"-treinta y seis hasta ahora -dijo él-, ¡no está mal!

"también a él le producía un extraño placer ver salir a los animalitos.

"connie se agachó frente a la última jaula. los tres polluelos habían entrado. pero sus cabecitas asomaban todavía abriéndose paso entre las plumas amarillas para retirarse de nuevo. luego una sola cabeza aventurándose a mirar desde el vasto cuerpo de la madre.

"-me gustaría tocarlos -dijo, metiendo los dedos con prudencia entre los barrotes de la jaula.

"pero la gallina madre le lanzó un picotazo feroz y connie se apartó temerosa y asustada.

"-¡cómo quiere picarme! ¡me odia! -dijo con voz desconcertada-. ¡pero si no voy a a hacerles ningún daño!

"el hombre, que estaba de pie a sus espaldas, rió, se agachó a su lado con las rodillas separadas y metió la mano en la jaula con una confianza llena de tranquilidad. la gallina le lanzó un picotazo, pero no tan feroz. y lentamente, suavemente, con dedos seguros y amables, tentó entre las plumas y sacó en el puño cerrado un polluelo que cacareaba débilmente.

"-¡aquí está! -dijo, extendiendo la mano hacia ella.

"ella cogió aquella criatura parduzca entre sus manos y la vio quedarse allí sobre sus patitas imposiblemente finas, como un átomo de vida en equilibrio temblando sobre la mano a través de unos pies minúsculos y casi sin peso. pero levantó valientemente la cabecita hermosa y bien formada, miró fijamente alrededor y emitió un pequeño "pío".

"-¡qué adorable! ¡qué monada! -dijo ella en voz baja.

"el guarda, agachado a su lado, observaba también con una expresión divertida al polluelo que tenía en las manos. de repente vio que una lágrima caía sobre una de las muñecas de connie.

"y se levantó apartándose hacia la otra jaula. porque repentinamente se había dado cuenta de que la antigua llama despertaba y se apoderaba de sus caderas, aunque la había creído dormida para siempre. luchó contra ello, poniéndose de espaldas a connie. pero seguía descendiendo y descendiendo por sus piernas hasta llegar a las rodillas.

"se volvió a mirarla de nuevo. estaba arrodillada, extendiendo lentamente las dos manos hacia delante, sin mirar, para que el polluelo pudiera volver con la gallina madre. y había un algo tan silencioso y desamparado en ella que sus entrañas ardieron de compasión hacia coonie.

"sin ser consciente de ello, volvió rápidamente a su lado, se agachó de nuevo junto a ella, y cogiéndole el polluelo de las manos al darse cuenta de que la asustaba la gallina, lo devolvió a la jaula. en el dorso de sus caderas el fuego se encendió de repente con una llama más viva.

"la miró aprensivamente. su cara estaba vuelta al otro lado y lloraba de forma ciega, con toda la angustia desesperada de su generación. su corazón se fundió repentinamente como una gota de fuego y extendió la mano, poniendo sus dedos sobre la rodilla de ella.

"-no debe llorar. -dijo suavemente.

"pero ella se llevó las manos a la cara y se dio cuenta de que su corazón estaba realmente destrozado y que ya nada tenía importancia.

"él puso la mano sobre su hombro, y suavemente, con ternura, empezó a bajarla por la curva de su espalda, ciegamente, con un movimiento acariciador, hasta la curva de sus muslos en cuclillas. y allí su mano, suavemente, muy suavemente, recorrió la curva de su cadera con una caricia ciega e instintiva.

"ella había encontrado su minúsculo pañuelo y trataba de secarse la cara.

"-¿quiere venir a la choza? -dijo él con una voz apagada y neutral.

"y aferrando suavemente su antebrazo con la mano, la ayudó a levantarse y la condujo lentamente hacia la choza sin soltarla hasta estar dentro. luego echó a un lado la mesa y la silla y sacó del cajón de las herramientas una manta marrón del ejército, extendiéndola lentamente. ella le miraba a la cara y permanecía inmóvil.

"la cara de él estaba pálida y sin expresión como la de un hombre que se somete a la fatalidad.

"échese ahí. -dijo con suavidad, y cerró la puerta. todo quedó oscuro, completamente oscuro.

"con una extraña obediencia ella se echó sobre la manta. luego sintió la mano suave, insegura, desesperadamente llena de deseo, tocando su cuerpo, buscando su cara. la mano acarició su cara suavemente, muy suavemente, con una infinita ternura y seguridad, y al fin sintió el contacto suave de un beso en su mejilla.

"ella permanecía silenciosa, como durmiendo, como en un sueño. luego se estremeció al sentir que su mano vagaba suavemente, y sin embargo con una extraña impericia titubeante, entre sus ropas. pero la mano sabía cómo desnudarla en el sitio deseado. fue tirando hacia abajo de la fina envoltura de seda, lentamente, con cuidado, hasta abajo del todo y luego sobre los pies. después, con un estremecimiento de placer exquisito, tocó el cuerpo cálido y suave, y tocó su ombligo durante un momento en un beso. y tuvo que entrar en ella inmediatamente, penetrar la paz terrena de su cuerpo suave y quieto. para él fue el momento de la paz pura, la entrada en el cuerpo de la mujer.

"ella permanecía inmóvil, en una especie de sueño, siempre en una especie de sueño. la actividad, el orgasmo, eran de él, sólo de él; ella no era capaz de hacer nada por sí misma. incluso la firmeza de sus brazos en torno a ella, hasta el intenso movimiento de su cuerpo y el brote de su semen en ella se reflejaban en una especie de sopor del que ella no quiso despertar hasta que él hubo acabado y se reclinó contra su pecho jadeando dulcemente.

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david herbert lawrence.


54.- trópico de capricornio

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"una de las razones por las que nunca llegué a ninguna parte con la maldita música fue la de que siempre se mezclaba con el sexo. en cuanto sabía tocar una canción, las gachís me rodeaban como moscas. para empezar, la culpa fue en gran parte de lola. lola fue mi primera profesora de piano. lola niessen. era un nombre ridículo y típico del barrio en que vivíamos entonces. sonaba a arenque ahumado y hediondo, o a coño agusanado. a decir verdad, lola no era una belleza exactamente. tenía un aire de calmuca o de chimook, con tez cetrina y ojos biliosos. tenía algunas arrugas y lobanillos, por no hablar del bigote. sin embargo, lo que me excitaba era su pilosidad; tenía una hermosa cabellera negra, fina y larga que se arreglaba en moños ascendentes y descendentes sobre su cráneo mongol. en la nuca se la enroscaba en un nudo en forma de serpentina. siempre llegaba tarde, como concienzuda idiota que era, y para cuando llegaba, yo siempre estaba un poco debilitado por masturbarme. sin embargo, en cuanto se sentaba en el taburete a mi lado, volvía a excitarme, entre otras cosas por el pestilente perfume con que se empapaba los sobacos. en verano llevaba mangas muy abiertas y podía verle los mechones de pelo bajo los brazos. me volvía loco de verlos. la imaginaba cubierto de pelo por todo el cuerpo, incluso en el ombligo. y lo que deseaba era envolverme en él, hincarle el diente. podría haberme comido el pelo de lola como una golosina, si hubiese llevado un pedacito de carne pegado a él. el caso es que era peluda, eso es lo que quiero decir y, por ser peluda como un gorila, no podía concentrarme en la música, sino sólo en su coño. estaba tan deseoso de verle el coño, que por fin un día soborné a su hermanito para que me dejara mirarla a escondidas mientras estaba en el baño. era todavía más maravilloso de lo que había imaginado: tenía una mata que iba desde el ombligo hasta la entrepierna, una enorme cinta espesa, un morral escocés, rico como una alfombra tejida a mano. cuando le pasó la borla de los polvos, creí que me iba a desmayar. la próxima vez que vino a darme clase, dejé dos botones de la bragueta abiertos. no pareció notar nada anormal. la vez siguiente me dejé toda la bragueta abierta. aquella vez se dio cuenta. dijo: 'creo que has olvidado una cosa, henry.' la miré, rojo como un tomate, y le pregunté suavemente: '¿el qué?' hizo como que miraba a otro lado, mientras la señalaba con la mano izquierda. acercó tanto la mano, que no pude resistir la tentación de agarrarla y metérmela en la bragueta. se levantó rápidamente, pálida y asustada. para entonces la picha se me había salido de la bragueta y se estremecía de placer. me acerqué a ella y le metí la mano bajo el vestido para llegar a la alfombra tejida a mano que había visto por el ojo de la cerradura. de repente recibí un sonoro bofetón en el oído y después otro y me cogió de la oreja y llevándome hasta un rincón de la habitación me volvió de cara a la pared y dijo: '¡ahora abróchate la bragueta, idiota!' al cabo de unos minutos volvímos al piano: a czerny y a los ejercicios de velocidad. ya no podía distinguir un sostenido de un bemol pero seguía tocando porque temía que contara el incidente a mi madre. afortunadamente, no era una cosa fácil de contar a la madre de uno.

"el incidente, por embarazoso que fuese, señaló un cambio clarísimo en nuestras relaciones. pensaba que la próxima vez que viniera se mostraría severa conmigo, pero al contrario, parecía haberse acicalado, haberse rociado con más perfume, y estaba incluso un poco alegre, lo que era extraordinario en lola porque era del tipo de personas adustas y reservadas. no me atreví a abrirme la bragueta otra vez, pero me vino una erección y la mantuve durante toda la clase, lo que le debió de gustar porque no dejó de lanzar miradas furtivas en esa dirección. en aquella época yo sólo tenía quince años y ella debía de tener por lo menos veinticinco o ventiocho. yo no sabía qué hacer, a no ser derribarla deliberadamente un día que mi madre hubiera salido.por un tiempo llegué a seguirla a escondidas por la noche, cuando salía sola. tenía la costumbre de salir a dar largos paseos sola por la noche. yo solía seguirle los pasos, con la esperanza de que llegara a algún lugar desierto cerca del cementerio donde podría probar una táctica violenta. a veces tenía la impresión de que sabía que la estaba siguiendo y que le gustaba. creo que esperaba que la abordase... creo que eso era lo que quería. el caso es que una noche estaba tumbado en la hierba cerca de las vías del ferrocarril; era una noche de verano sofocante y la gente estaba tumbada por todas partes y en cualquier lado, como perros jadeantes. yo no estaba pensando en lola en absoluto... soñaba despierto simplemente, demasiado calor para pensar en nada. de repente, veo a una mujer que viene por el estrecho sendero. estoy tumbado en el terraplén y no veo a nadie por allí. la mujer viene despacio, con la cabeza gacha, como si estuviera soñando. al acercarse un poco más, la reconozco. 'lola', llamo. '¡lola!' parece realmente asombrada de verme allí. 'pero, bueno, ¿qué haces tú aquí?', dice, al tiempo que se sienta junto a mí en el terraplén. no me molesté en contestarle, no dije ni palabra: me limité a subirme encima de ella y la tumbé. 'aquí no, por favor', suplicó, pero no le hice caso. le metí la mano entre las piernas y quedó enredada en aquel espeso zurrón: estaba empapado y chorreando como un caballo al babear. era mi primer polvo y, joder, precisamente en aquel momento tenía que pasar un tren y echarnos una lluvia de chispas ardientes. lola quedó aterrorizada. supongo que también era su primer polvo y probablemente lo necesitara más que yo, pero cuando sintió las chispas, quiso soltarse. fue como intentar sujetar a una yegua salvaje. no pude mantenerla tumbada, a pesar de lo que forcejeé con ella. se levantó, se bajó las faldas y se ajustó el moño en la nuca. 'debes irte a casa', dice. 'no me voy a casa', dije, al tiempo que la cogía del brazo y empezaba a caminar. caminamos un buen trecho en absoluto silencio. ninguno de los dos parecía advertir hacia dónde íbamos. por último, desembocamos en la carretera y por encima de nosotros quedaban los depósitos y cerca de éstos había un estanque. instintivamente me dirigí hacia el estanque. teníamos que pasar bajo unos árboles de ramas bajas, al acercarnos al estanque. estaba ayudando a lola a agacharse cuando de repente resbaló y me arrastró en su caída. no hizo ningún esfuerzo para levantarse; al contrario, me agarró y me apretó contra ella, y ante mi asombro sentía también que me deslizaba la mano en la bragueta. me acarició tan maravillosamente, que en un santiamén me corrí en su mano. después me cogió la mano y se la colocó entre las piernas. se tumbó completamente relajada y abrió las piernas al máximo. me incliné y le besé cada uno de los pelos del coño, le puse la lengua en el ombligo y lo lamí hasta limpiarlo. después me tumbé con la cabeza entre las piernas y me bebí con la lengua la baba que le brotaba. entonces ya estaba gimiendo y se agarraba frenéticamente; el pelo se le había soltado por completo y le cubría el abdomen desnudo. en pocas palabras, se la volví a meter, y me contuve largo rato, lo que debió de agradecerme más que la hostia, porque se corrió no sé cuántas veces: era como un paquete de cohetes explotando, y al mismo tiempo me hincó los dientes, me magulló los labios, me arañó, me desgarró la camisa y no sé qué demonios más. cuando llegué a casa, y me miré en el espejo, estaba marcado como una res."

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henry miller

https://youtu.be/kX0tT7cCtBo

55.- factotum

capítulo 37

"ella era la secretaria del encargado. se llamaba carmen -más a pesar del nombre español era rubia y llevaba siempre vestidos ajustados con escote, zapatos de tacón, medias de nylon y liguero, y su boca estaba emporrotada de lápiz de labios, pero, ay, podía vibrar, podía menearse, se cimbreaba mientras llevaba las órdenes a facturar, se cimbreaba de vuelta a la oficina, con todos los muchachos pendientes de cada movimiento, cada sacudida de sus nalgas; meciéndose, balanceándose, bamboleándose. no soy un hombre de damas. nunca lo he sido. para ser un hombre de damas te lo tienes que hacer con una conversación cortés. nunca he sido muy bueno conversando así, pero, finalmente, con carmen presionándome, la llevé a uno de los camiones que estábamos descargando en la parte trasera del almacén y allí me la tiré, de pie en el fondo de la caja del camión. fue algo bueno, algo cálido, pensé en el cielo azul y en anchas playas vacías, aunque también fue un poco triste -había una ausencia definitiva de sentimiento humano que yo no podía comprender ni superar. tenía su vestido subido por encima de las caderas y allí estaba yo, bombeándole mi polla en la vagina, abrazándola, presionando finalmente mi boca contra la suya, espesa de carmín, y corriéndome entre dos cajas de cartón sin abrir, con el aire lleno de cenizas y su espalda apoyada contra la pared mugrienta y astillada del camión en medio de la misericordiosa oscuridad."

charles bukowski



56.- julieta

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"... la castidad de las mujeres es una pérdida, un flagelo para la sociedad, y que se debería castigar a las mujeres estúpidas que creen que conservando su ridícula virginidad se ennoblecen en este mundo y atesoran méritos para el otro."

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marqués de sade

https://youtu.be/wXqgbL6UVS0


57.- lolita

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"-¿sabes, lo? te he echado terriblemente de menos.

"-yo no. para que lo sepas, te he sido asquerosamente traidora contigo. pero me importa un comino, porque de todos modos tú has dejado de preocuparte por mí. conduces más rápido que mamá, jefe.

"aminoré la ciega velocidad hasta una marcha miope.

"-¿por qué supones que he dejado de preocuparme por ti, lo?

"-bueno... ¿acaso me has besado hasta ahora?

"muriendo, gimiendo interiormente, vi al frente una curva razonablemente amplia, y me metí y anduve dando tumbos entre la maleza. recuerda que es sólo una niña, recuerda que es sólo ...

"apenas se detuvo el automóvil, lolita se precipitó literalmente en mis brazos. sin atreverme a abandonarme, sin atreverme a admitir que ése (dulce humedad y fuego trémulo) era el principio de la vida inefable que, hábilmente auxiliado por el destino, por fin había hecho realidad, toqué sus labios con tenues sorbos, nada falaces. pero ella, con un estremecimiento impaciente, apretó su boca contra la mía con tal fuerza que sentí sus grandes dientes delanteros. sabía, desde luego, que no era sino un juego inocente de su parte, un retozo que imitaba el simulacro de un amor inventado, y puesto que, como dirían los psicópatas y también los violadores, los límites y reglas de esos juegos infantiles son imprecisos, o al menos demasiado infantilmente sutiles para que el partícipe de mayor edad los perciba, yo sentía un terror fatal de ir demasiado lejos y hacerla retroceder espantada y asqueada. y sobre todo, sentía una ansiedad agónica de introducirla en la hermética reclusión de "el cazador encantado", y nos faltaban todavía ochenta millas de marcha. una dichosa intuición disolvió nuestro abrazo... un segundo antes de que un coche patrulla se pusiera a la altura del nuestro.

"rubicundo y cejijunto, el conductor me clavó los ojos:

"-¿no han visto un sedán azul, parecido al suyo, antes del cruce?

"-no.

"-no lo hemos visto -dijo lo, inclinándose prontamente por encima de mí, su mano inocente apoyada en mis piernas-. pero, ¿está seguro que era azul? porque...

"el policía (¿qué sombra nuestra perseguía?) envió su mejor sonrisa a la tunante y dio una vuelta en forma de u.

"seguimos la marcha.

"-¡cabeza de chorlito! -observó lo-. tendría que haberte detenido.

"-¿por qué, dios mio?

"-bueno, en este lugar la velocidad máxima es de cincuenta y... no, pedazo de tonto, no aminores. ya se ha ido.

"-nos queda por hacer un buen trecho -dije- y quiero llegar antes de que anochezca. de modo que pórtate bien.

"-niña mala, mala -dijo lo nuevamente-. delincuente juvenil, pero franca y comprensiva. esa luz estaba roja. nunca he visto conducir peor.

"atravesamos en silencio una ciudad silenciosa.

"-oye... mamá se volvería completamente loca si descubriera que somos amantes.

"-dios santo, lo, no hables así.

"-pero somos amantes, ¿no es cierto?

"-no que yo sepa. creo que volverá a llover. ¿no quieres contarme tus travesuras en el campamento?"

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vladimir nabokov


58.- el hereje

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"una mañana al salir de clase, se encontró en el salón con minervina. conservaba la elasticidad de cuatro años antes, la misma boca, de labios gruesos. doña gabriela la escoltaba sonriente y cipriano no supo qué hacer, ni qué decir. fue minervina la que tomó la palabra para decirle que había crecido, que se estaba haciendo un hombre y que este hecho le apenaba.

"pasaban los días y entre minervina y cipriano no se reanudaba la vieja y confiada relación. se alzaba  entre ellos como una paralizadora barrera de pudor. hasta que una tarde de jueves, en que sus tíos salían y vacaban las compañeras de minervina, cipriano al verla sentada, erguida, en el sofa del gran salón, los pequeños pechitos apenas insinuados en la saya de cuello cuadrado, experimentó la misma atracción imperiosa e ingenua que sentía de niño, se fue hacia ella y la abrazó y la besó, diciéndola 'h... hola mina' y 'te quiero mucho, ¿sabes?' minervina desfallecía al notar los pechos en los cuencos de sus manos, el recorrido apasionado de sus labios ardientes por su escote:

"-¡oh, tesoro, no seas loco!

"-te quiero, te quiero; eres la única persona a la que he querido en mi vida.

"minervina sonreía aturdida, se entregaba.

"-me picas con tus barbas; ya eres un hombre, cipriano.

"retozaban como cuando cipriano era niño, se abrazaban y se besaban, pero el muchacho advertía que un nuevo elemento había entrado en su relación y, cuando rodaron por la gruesa alfombra y le arrancó los botones de la saya, minervina trató aún de resistirse. pero todo fue en vano.

"al día siguiente, cipriano buscó al padre toval:

"-h... he yacido con mi nodriza, padre, con la mujer que me amamantó.

"el padre toval le reprendió:

"-eso es casi como yacer con tu propia madre, cipriano. no te dio la vida pero te dio parte de la suya cuando no podías valerte."

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miguel delibes

https://youtu.be/zvK3RbCodBA

59.- incesto

26 de noviembre de 1932

henry, (nota de draco: el 'henry' al que se refiere anaïs nin es el escritor estadounidense henry miller) amor mío, amor mío, henry, me he esforzado y luchado para ser digna de ti, para ser mujer, para ser fuerte, para no tener miedo. henry, mi amor, mi amor, merezco la honda alegría que siento esta noche. te he amado contra el miedo y sin esperar alegría; me he arriesgado a la mayor herida, a la rivalidad más peligrosa. no fue por valor, sino por amor, amor. te amé tanto que arriegué perderte. no miré al mañana -no tenía fe en la victoria-, ningún deseo de victoria, a pesar de la desgarradora necesidad de ella. ¡pedía tan poco y he dado demasiado!

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anaïs nin


60.- el libro de buen amor

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" 71. como dice aristóteles -y es cosa verdadera-,
el mundo por dos cosas trabaja: la primera,
por tener mantenencia, y la otra cosa era
por poderse juntar con hembra placentera."

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arcipreste de hita


61.- contra los consejos de familiares y amigos para que richard feynman (futuro premio nobel de física en 1965) y su entonces novia desde la secundaria, arline greebaum, para que no se casaran, pues ella sufría de tuberculosis en una época en la que no había cura para tal enfermedad, ellos de todas maneras lo hicieron así.

cuando ella murió a los 25 años, él le escribió la siguiente sentida carta un año y medio después; carta que permanecería en su escritorio, sellada y sin abrirse, hasta la muerte de él en 1988:

para arline feynman, 17 de octubre de 1946.

d'arline, te adoro, mi amor.

sé lo mucho que te gusta oír eso -pero no sólo lo escribo porque te gusta- lo hago porque escribirte me hace sentir una agradable tibieza interior. hace ya demasiado tiempo desde la última vez que te escribí -casi dos años, pero sí que me perdonas porque entiendes cómo soy, terco y realista-, y yo que pensaba que no había sentido en la escritura. pero ahora sé, mi querida esposa, que lo correcto es hacer lo que me he demorado en hacer, y que hice tanto en e pasado. quiero decirte que te amo. que quiero amarte. que yo siempre te amaré.

me resulta difícil mentalmente entender lo que significa amarte después de que estás muerta, pero aún tengo deseos de consolarte y cuidarte, y también quiero que me sigas amando y preocupándote por mí. quiero tener problemas para discutirlos contigo y quiero hacer pequeños proyectos juntos. nunca lo pensé hasta hace un momento y supe que podemos hacerlo. ¿qué debemos hacer? empezaremos juntos a aprender a coser ropa -o aprender chino- o conseguir un proyector de películas.

¿no puedo hacerlo ahora? no. estoy sólo, sin ti, y tú eras la mentalizadora y entusiasta de todas nuestras aventuras salvajes. cuando enfermabas te preocupabas porque no podías darme algo que querías y pensabas que yo necesitaba. no debías preocuparte. fue entonces cuando te dije que no había necesidad de hacerlo porque yo te amaba de muchas otras maneras. y ahora es claramente más cierto, tú ahora no puedes darme nada pero te sigo amando porque no voy a amar a nadie más, y quiero que permanezcas ahí.

tú, muerta, eres mucho mejor que cualquier otra persona viva. estoy seguro que piensas que soy un tonto, que quieres que sea completamente feliz y que no quieres ser un obstáculo en mi camino. apuesto a que estás sorprendida de que a estas alturas ni siquiera tenga novia después de dos años. pero no puedo evitarlo, ni he querido, ni he podido -ni yo lo entiendo, porque he conocido a muchas chicas y muy agradables y no quiero estar sólo- pero en dos o tres reuniones que tuve, eran ellas las que parecían sin vida. sólo tú permaneces conmigo. tú eres más real.

mi querida esposa, yo te adoro. amo a mi esposa. mi esposa está muerta.

rich.

pd. por favor, disculpa que no pueda enviarla por correo, pero no sé tu nueva dirección.

62.- juyungo

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pasó la semana del plazo, y nada: ni cocambo, ni mister hans ni el rengo. pero el atormentado patriarca negro se consumía. no charlaba como antes ni tomaba alimentos. sólo hablaba de su tierra, de cómo la quería y del dolor que le causaba su despojo.

   una mañana, como de costumbre, eva fue a despertarlo.

-abuelito... abuelito... ya es tarde.

   nunca lo había visto tan hondamente dormido. lo tocó: ¡horror, frío de difunto!...

-¡se ha muerto! ¡se ha muerto! -lloró la niña. lloró y renació en su pecho el odio para los causantes de la desgracia.

   la consternación que produjo la noticia fue tan inmensa, que de lugares apartados llegaban gentes para asistir al velorio y al entierro, como poco antes vinieron al baile.

   el cadáver en su rústico ataúd sin charolar, descansaba en media sala. el rostro beatífico, terroso apenas, hacía dudar de que aquel cuerpo estuviera en camino de la descomposición.

   muchos incrédulos se acercaban a tocarle la frente, mientras cristobalina ponía en movimiento a todos los de la casa.

   la fosa fue cavada temprano, cerca de las cruces de los otros finados, y allí estuvo muchas horas, hambrienta, con las fauces dispuestas.

   el hijito de juyungo, alegre, como siempre, gateaba junto al féretro, aprovechando la postración nerviosa de la madre, hasta que don cristo ordenó a eva que lo alzara.

-vé, cogé a ese chico y llevátelo pa' dentro, que le va a dá mal aire.

   volaba un largo canto penoso en la noche de luna llena.

   canto de velorio. velorio del difunto don clemente ayoví. triste y grave cadencia de los alabaos.

   el son bajito, deprimente de los cununos, acompañó la música fúnebre del alabao de los 7 pies.

                                             aquí estoy considerando,
                                             mi sepultura y mi entierro.
                                             siete pies de tierra ocupo
                                             que a mí mismo me da miedo.

   un estremecimiento de terror a lo desconocido, recorrió los rostros presentes, y se vislumbró por los ademanes y las expresiones. un silencio insondable quedó al término de la estrofa. luego el mismo coro, dirigido por la ahora demudada cristobalina, continuó:

                                               en la mitad de esta casa,
                                               hoy me han venido a velá,
                                               y por ser la última vez,
                                               ay, véngame a compañá.

   lágrimas de dolor, de dolor que supervive a los difuntos, rodaron por muchas mejillas oscuras. y hasta el exceso de gente que había quedado bajo la casa, estaba condolida.

-¡qué buen hombre era!

- ya ha de estar en la gloria.

-¡y venirse a morí ahora!

-¿cuándo nos tocará a nosotros?

-¡pobre don clemen!

-sólo la yerba mala no muere.

   de pie, ascensión lastre contemplaba el rostro del fallecido. las llamas de las cuatro velas blancas, jugaban sus reflejos débiles sobre los volúmenes, sobre las sombras. ni cuando murió su parcero, manuel remberto, se le había ocurrido a juyungo pensar en el misterio de la muerte, ni mucho menos en la suya propia. ¿qué habría después? ¿cielo, infierno, purgatorio, como tantos afirmaban? ¿o sería simplemente como quedarse dormido? ¿para qué pensar en eso? fuera lo uno o lo otro. únicamente él sabía que este pobre viejo había muerto por causa de cocambo; pero detrás de cocambo estaba mister hans, y detrás de mister hans, el señor valdez y detrás del señor valdez otros más... y una rabia sorda, que no había sentido desde hacía mucho tiempo, le venía creciendo, creciendo. mas no era rabia contra blancos, sino contra la injusticia. el lánguido rostro de maría de los ángeles, lo atrajo tanto, que lo apaciguó por un momento y lo hizo ir hacia ella para consolarla. estaba tan afligida y desfallecida como si el muerto hubiera sido su propio padre.

   luego pasó adelante otro pariente y cantó su parte. así continuó el canturreo hasta juntarse cuatro primos.

   eva, la de los ojos de aromo, sollozaba en su cama semialumbrada por las rayitas de luz de luna que penetraban en las rendijas. sintió que alguien abrió la puerta del aposento, pero no tuvo ánimo para mirar quién era. no había querido estar presente en la fúnebre ceremonia y por esa razón se había recluido. los pasos se aproximaron a su cama, después no se oyeron. un cuerpo masculino se inclinó sobre el suyo. por un segundo pensó que fuera azulejo, y reaccionó bruscamente, mas al reconocer a antonio se tranquilizó.

   el joven sintió en sus propios labios la sal de las lágrimas de la muchacha, y siguió besándola cariñosamente en todos los lugares del rostro y del cuello, sin proponerse nada.

   el lúgubre tan-tan de los tambores en la sala y el sordo rumor de la queda conversación de los acompañantes llegaba hasta los dos. en el río bañado de luna sonaban los canaletes y las palancas, contra el borde de las canoas. gente que iba, gente que venía.

   eva se abandonó por entero al hombre amado. y como la oscuridad está siempre cerca del amor y de la muerte, él se sintió poseído por sus instintos, al contacto de la carne virginal y al son de los caminos estremecedores y profundos.

   ella no protestaba ni decía nada. el duelo le había quitado hasta la fuerza de voluntad. ni pensaba siquiera en el pudor que nunca abandona a las mujeres, ni en cosas morales ni inmorales. acaso sí, suspiraba y se quejaba de dulce dolor.

   y en tan-tan de los cununos estremecedores y profundos.

   sería el influjo de la luna; pero estaba hecho. sería el anverso de la muerte; pero estaba hecho. la piel era de terciopelo, fresca como una fruta cogida en la mañanita; los muslos, duros y hermosos; los senos, sin rivales; la cintura, suave y flexible. ¿sería caucho o carne? "aquí me planto. ahora comprendo por qué muchos blancos prefieren las mujeres de mi raza. jamás me separaré de ella. todo este tiempo he tratado de engañarme a mí mismo, creyendo que sólo podría amar a las mujeres blancas. y las he probado también. ¡pero nadie como tú, eva mía, nadie! he encontrado el equilibrio. me has salvado, y nunca podrás medir el bien que me has hecho..."

   al habituarse a la oscuridad, distinguió que no estaban solos. en la otra cama dormían los hijos de eulogia y el morito de ascensión.

   pasada su excitación nerviosa, cogió por el brazo a eva, y conduciéndola a la sala, díjole en forma que sonaba a sacrilegio, haciéndola temblar:

-vamos a darle las gracias a don clemente.

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adalberto ortiz


63.- las amistades peligrosas

carta lvii

el vizconde de valmont a la marquesa de merteuil.

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"en efecto, si los primeros amores parecen, en general, más honestos, y como se dice, más puros; si a lo menos son más lentos en su marcha, no es, como se piensa, por efecto de delicadeza o de timidez; es que nuestro corazón, admirado de un sentimiento desconocido, se detiene, por decirlo así, a cada paso, para gozar de la delicia que experimenta, y es tan grande su influjo en un corazón nuevo, que le ocupa hasta el punto de hacerle olvidar cualquier otro placer."

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choderlos de laclos

64.- las diabolicas / les diaboliques

la cortina carmesí (extracto)

este relato se cuenta en primera persona. dice el relator que cuando viajaba en diligencia, al galope de cuatro vigorosos caballos, en cuya berlina no había más que una sola persona, una persona "harto notable por todos los conceptos,""poseedor de una cuantiosa fortuna personal", al que llamará, "si se le permite", el vizconde de brassard, un nombre supuesto, desde luego.

a los ojos del relator, el vizconde de brassard era bello, un galán, un dandy y un tipo soberbio (dicho esto último con una connotación positiva, para nada peyorativa). era, en los tiempos en que el vizconde de brassard era capitán, todo un seductor, que había hecho, según decían, muchas conquistas. el relator también creía que el vizconde era de raza normanda. era un "dandy en todo, éralo en su forma de beber como en todo lo demás... bebía como un polaco. se había mandado hacer un espléndido vaso de cristal de bohemia en el que cabía, ¡dios me perdone!, una botella entera de burdeos, ¡y lo apuraba de un trago! aún añadía, tras haber bebido, que todo lo hacía en tales proporciones, ¡y era cierto!"

"un dandy era, en efecto, el vizconde de brassard. de haberlo sido menos, hubiera llegado sin duda a mariscal de francia. desde su juventud, había sido uno de los más brillantes oficiales de las postrimerías del primer imperio. en más de una ocasión oí comentar a sus compañeros de regimiento que se distinguía por un arrojo a lo murat, mezclado con el de marmont (nota de draco: murat y marmont fueron mariscales del emperador napoleón bonaparte). esto -unido a su talante extremadamento rígido y frío, cuando no redoblaba el tambor-, hubiérale permitido, en muy poco tiempo, encumbrarse a los primeros grados de la jerarquía militar, ¡pero el dandismo! si combináis el dandismo con las cualidades inherentes al oficial: sentido de la disciplina, regularidad en el servicio, etc., etc., veréis lo que queda del oficial en tal combinación y si no salta como un polvorín. si el oficial de brassard no saltó en veinte ocasiones de su vida fue porque, como todos los dandys, era feliz. mazarino lo hubiera empleado, y también sus sobrinas, pero por otro motivo: era un tipo soberbio.

"... tras la abdicación del emperador, se había pasado naturalmente a los borbones, y, durante los cien días, sobrenaturalmente les había permanecido fiel. de manera que, al volver los borbones por segunda vez, el vizconde fue armado caballero de san luis por el mismo carlos x (en aquel entonces monsieur). en tanto duró la restauración, el apuesto de brassard no hizo guardia una sola vez en las tullerías sin que la duquesa de angulema le dirigiese, al pasar, alguna palabra gentil. esa gentileza que los infortunios habían matado, la duquesa sabía recobrarla para él. el ministro, al ver tal favor, hubiera hecho todo lo que estuviera en su mano para ascender al hombre a quien así distinguía madame; pero, aun con la mejor voluntad del mundo, ¿qué podía hacerse por aquel violento dandy que -un día de revista- había echado mano de la espada, frente a la bandera de su regimiento, porque el inspector general le había hecho una observación referente al servicio?...mucho era ya salvarle del consejo de guerra. tal indiferente desprecio hacia la disciplina había acompañado siempre al vizconde de brassard. excepto en campaña, en que tornaba a ser el oficial de cuerpo entero, nunca se había sometido a las obligaciones militares."

el relator deja constancia que conoció al vizconde de brassard quince años después de la revolución francesa de julio de 1830, es decir, en 1845.

"y, como quisiera que tuvierais una idea clara del tipo de hombre que era, en interés de la historia que va a seguir, por qué no deciros que le he conocido siete queridas, oficiales, a la vez, a aquel buen braguetero del siglo xix, como lo hubiera llamado el xvi en su pintoresco lenguaje. él las llamaba poéticamente 'las siete cuerdas de su lira', ¡y a fe mía que no apruebo tan musical y ligera manera de hablar de su propia inmoralidad! pero ¿qué queréis? si el capitán de brassard no hubiera sido todo cuanto acabo de tener el honor de referiros, su historia sería menos picante y probablemente no me hubiera venido al pensamiento el relatárosla!

"cierto es que no esperaba encontrármelo, cuando subí a la diligencia de *** en la encrucijada del castillo de rueil. hacía tiempo que no nos veíamos, y me encantó la posibilidad de poder pasar unas horas en compañía de un hombre que todavía pertenecía a nuestra época, y a quien tanto separaba ya de los hombres de nuestra época. (...) nos estrechamos la mano, y charlamos.

en su viaje, tanto el relator como el vizconde de brassard pasaron por muchos pueblos en silencio, hasta llegar a una hospedería en plena noche. al relator le llamó la atención una casa de la calle que tenía una sola ventana iluminada. "la casa en la que no podía decirse que aquella luz brillase, pues estaba tamizada por una doble cortina carmesí a través de la que se filtraba misteriosamente, era un caserón que sólo tenía un piso, pero muy alto..."

"-¡es extraño! -dijo el vizconde de brassard, como si hablase para sus adentros-, ¡parece que siempre sea la misma cortina!

"-¿o sea que también usted miraba aquella ventana, capitán? ¿y hasta la ha reconocido? -le dije con ese tono indiferente que parece no conceder la menor importancia a la respuesta y que constituye la hipocresía de la curiosidad.

"-¡no la he de reconocer! -dijo con su voz habitual, profundamente vibrante y que recalcaba las palabras.

"-no suelo pasar por aquí -prosiguió muy sosegado el vizconde de brassard-, y hasta evito hacerlo. pero hay cosas que uno no puede olvidar. no son muchas, pero las hay. yo conozco tres: el primer uniforme que se lleva, la primera batalla en que se ha combatido, y la primera mujer que se posee. pues bien, para mí, esa ventana es la cuarta cosa que no puedo olvidar.

"-el caso es -dije yo- que para un hombre con imaginación, esa ventana tiene algo fuera de lo corriente.

"-no sé lo que tendrá para usted -replicó el vizconde de brassard-, pero sí sé lo que tiene para mí. es la ventana de la primera habitación que tuve estando de guarnición. ahí he vivido... ¡demonio! ¡hace la friolera de treinta y cinco años!... detrás de esa cortina... que nadie parece haber cambiado en tantos años, y que ahora hallo iluminada, absolutamente iluminada, igual que cuando...

"se detuvo de nuevo, conteniendo sus pensamientos; pero yo estaba empeñado en arrancárselos.

"-cuando estudiaba usted táctica, capitán, en sus primeras noches de vela de alférez.

"-me tiene usted en demasiado alto concepto -contestó-. es cierto que era alférez por aquella época, pero mis noches de entonces no las dedicaba a estudiar táctica, y si tenía la lámpara encendida a esas horas intempestivas, como dice la gente decente, no era precisamente para leer al mariscal de sajonia.

"-pero -repliqué, con la celeridad de un raquetazo- ¿tal vez si para imitarlo?

"me devolvió la pelota.

"-¡oh! -dijo, por aquel entonces no imitaba yo al mariscal de sajonia, tal y como usted supone... aquello fue mucho más tarde. entonces no era más que un mocoso de alférez, muy encorsetado en sus uniformes, pero la mar de torpe y de tímido con las mujeres, aunque ellas siempre se hayan resistido a creerlo, probablemente a causa de mi dichosa cara... nunca logré beneficiarme con ellas de mi timidez. bien es verdad que sólo tenía diecisiete años en aquella venturosa época. acababa de salir de la escuela militar. se salía de ella a la edad en que actualmente se ingresa, porque si el emperador, aquel terrible dilapidador de hombres, llega a durar, hubiera acabado teniendo soldados de doce años, lo mismo que los sultanes de áfrica que tienen odaliscas de nueve.

"'como se me ponga a hablar del emperador y de las odaliscas -pensé para mis adentros- acabaré sin enterarme de nada.

"-tenía yo, pues, diecisiete años, y acababa de salir de la escuela militar -prosiguió-. nombrado alférez en un simple regimiento de infantería de línea, que aguardaba, con la impaciencia propia de aquel tiempo, la orden de partida hacia alemania, donde el emperador realizaba esa campaña que la historia ha bautizado como la campaña de 1813, apenas tuve tiempo de ir a abrazar a mi anciano padre en su rincón provinciano, antes de reunirme en la ciudad en la que estamos esta noche, (...)

"(...) uno de mis amigos me había encontrado una habitación cerca de donde él se hospedaba, en esa ventana tan alta, y que esta noche sigo teniendo la impresión de que sea la mía, ¡como si fuera ayer! dejé que se encargase de mi alojamiento. (...) aparte de las horas de las comidas que tomaba con mis patrones, de quienes más adelante le hablaré, y de las del servicio y maniobras de a diario, la mayor parte del tiempo permanecía en mi habitación, (...)

"'en cuanto a los patrones que me alojaban, eran de lo más burgués que quepa imaginarse. no eran más que dos, marido y mujer, ambos mayores, y nada vulgares, antes al contrario. en sus relaciones conmigo, tenían incluso esa cortesía que ya no se encuentra, sobre todo en su clase social, y que es como el perfume de un tiempo pretérito. (...) eran, por lo demás, gente buenísima, de muy apacibles costumbres y placidísimos destinos. la mujer se pasaba la vida zurciendo calcetines acanalados para el marido, y él, chiflado por la música, rascando en su violín viejas composiciones de viotti, en un desván encima de mi habitación... acaso fueron más ricos tiempo atrás. (...)'

"'llevaba allí como cosa de un semestre, gozando de la misma tranquilidad que mis huéspedes, a quienes nunca había oído pronunciar una sola palabra alusiva a la existencia de la persona con la cual iba a encontrarme en su casa, cuando un día, al bajar a comer a la hora habitual, divisé en un rincón del comedor a una muchacha espigada que, puesta de puntillas, colgaba por las cintas su sombrero de una percha, con los ademanes propios de una mujer que está en su casa y acaba de regresar. al arquear la cintura para poder colgar el sombrero en aquella percha tan alta, exhibía el soberbio talle de una bailarina que se echa hacia atrás, y aquel talle hallábase ptreso (¡ésa es la palabra, tan ceñido estaba!) en el brillante corpiño de un bolero de seda verde con flecos que caían sobre su vestido blanco, uno de esos vestidos de la época, que se ajustaban a las caderas y no tenían reparo en mostrarlas, cuando las había... con los brazos aún levantados, se volvió al oírme entrar, imprimiéndole a su nuca un sesgo que me permitió ver su rostro; pero acabó su movimiento como si yo no hubiese estado allí, se cercioró de que no se hubieran arrugado las cintas del sombrero al cogarlo, y una vez hecho esto, pausada, atenta y casi impertinentemente, pues, al fin y al cabo, yo estaba allí de pie, aguardando para saludarla a que se dignase a prestarme atención, me dispensó el honor de mirarme con sus ojos negros, helados, a lo que sus cabellos, cortado a lo tito y recogidos en bucles por la frente, comunicaban esa especie de profundidad que dicho peinado presta a la mirada. yo no sabía quién podía ser, a tal hora y en tal lugar. mis patrones nunca tenían invitados a comer... con todo, ella probablemente venía a comer. la mesa estaba puesta, había cuatro cubiertos... pero mi asombro al verla allí no fue nada comparado con mi estupefacción al saber quién era, cuando lo supe... cuando mis dos patrones, al entrar en el comedor, me la presentaron como su hija, recién salida del internado y que en adelante había de vivir con ellos...'

"'la presencia de su hija había modificado necesariamente los chismorreos de los dos ancianos. habían suprimido los pequeños escándalos de la ciudad. en aquella mesa sólo se hablaba ya, literalmente, de temas tan interesantes como la lluvia y el mal tiempo. por ello, la señorita albertine o alberte, que tanto me había sorprendido al principio por su aire impasible, al no brindarme otra cosa que aquella actitud, acabó hastiándome muy pronto... de habérmela tropezado en el ambiente social para el que yo había nacido, y en el que hubiera debido moverme, tal impasibilidad me hubiera herido en lo más hondo... pero, para mí, no era una muchacha a quien yo pudiera hacerle la corte... ni siquiera con la vista. mi posición con respecto a ella, alojándome como me alojaba en casa de sus padres, resultaba delicada, y cualquier insignificancia podría crear malentendidos... no estaba ni lo bastante cerca ni lo bastante lejos de mí en la vida para que pudiera representar algo para mí... y muy pronto, de modo espontáneo y sin la menor doble intención, respondí a su indiferencia con la mayor impasibilidad.

"'y esta relación se mantuvo siempre, tanto por su parte como por la mía. no reinó entre nosotros sino la más fría cortesía, la más sobria en palabras. ella sólo era para mí una imagen a la que apenas veía; y yo, ¿qué sería para ella?... en la mesa (sólo allí nos encontrábamos), miraba más el tapón de la jarra o el azucarero que a mí... cuanto allí decía, muy correcto, siempre perfectamente expresado, pero intrascendente, no me proporcionaba ninguna pista acerca de cuál pudiera ser su carácter. y, por otro lado, ¿qué me importaba? toda la vida me hubiera pasado sin tratar siquiera de asomarme al interior de aquella apacible e insolente muchacha, con su impropio aspecto de infanta...

"'una noche, haría cosa de un mes que la señorita alberte regresara a casa, y nos sentábamos a la mesa para cenar. la tenía a mi lado, y tan poca atención le concedía que apenas había reparado en un pormenor de a diario que hubiera debido sorprenderme: estaba sentada a mi lado en lugar de estarlo entre su padre y su madre... y, en el momento en que yo desplegaba la servilleta sobre mis rodillas... no, ¡nunca podré lograr que se forme usted una idea de lo que supuso para mí aquella sensación y aquel asombro!, noté que una mano tomaba atrevidamente la mía por debajo de la mesa. creí estar soñando... o mejor dicho, no creí nada en absoluto... me absorbió por entero la increíble sensación de aquella mano audaz, que venía a buscar la mía debajo de mi servilleta. fue algo tan inaudito como inesperado. toda mi sangre, encendida por aquella presión, se precipitó de mi corazón a aquella mano, como atraído por ella, y refluyó furiosamente, como expulsada por una bomba, a mi corazón. se me nubló la vista... me zumbaron los oídos. debí de ponerme horriblemente pálido. creí que iba a desvanecerme... a disolverme en la indecible voluptuosidad provocada por la carne apretada de aquella mano, un poco grande, y fuerte, como la de un muchacho, que se había cerrado sobre la mía.  y como ya sabe usted que en esa primera etapa de la vida el placer provoca cierto espanto, hice un ademán para zafar mi mano de aquella loca mano que la había asido, pero que, apretándomela entonces con el ascendiente placer que tenía conciencia de provocarme, la conservó autoritariamente, vencida como mi voluntad, en la más cálida de las envolturas y ahogada en delicias... (...) pero claro, así no podíamos quedarnos... necesitábamos las manos para cenar... la de alberte abandonó por tanto la mía; pero en el momento en que la abandonaba, su pie, tan expresivo como su mano, se apoyó con el mismo aplomo, la misma pasión, la misma autoridad, en mi pie, y allí permaneció durante todo el tiempo que duró aquella cena demasiado corta, la cual fue para mí como uno de esos baños insoportablemente calientes al principio, pero a los que uno acaba acostumbrándose y en los que acaba por encontrarse tan a gusto, que hasta llega uno a pensar que un día los condenados podrían encontrarse tan frescos y cómodos en las ascuas de su infierno como los peces en el agua. (...) tenía la total certeza de que lo que sentía aquella muchacha por mí no era amor. no procede el amor con tal impudor y desvergüenza, y me constaba asimismo que lo que ella me hacía experimentar no lo era tampoco. pero amor o no... lo que fuese, ¡yo lo quería! al levantarme de la mesa, estaba decidido... la mano de aquella alberte, en la que ni pensaba un minuto antes de que hubiera apresado la mía, me había dejado hasta en lo más recóndito de mi ser el anhelo de unirme a ella por entero, ¡como su mano se había unido a mi mano!

"'subí a mi cuarto como un loco, y cuando la reflexión me hubo serenado una pizca, me pregunté cómo haría para liarme, como dicen en provincias, con una muchacha tan diabólicamente provocadora. (...) el único recurso a mi alcance, en aquella casa tan ordenada y tan estrecha, donde todo el mundo se daba con el codo, era escribir; y ya que la mano de aquella muchacha atrevida tan bien se las ingeniaba para buscar la mía debajo de la mesa, a buen seguro que no se andaría con muchos remilgos para aceptar el billete que yo le diese. y lo escribí. fue el billete de circunstancias, el billete suplicante, imperioso y enajenado, de un hombre que ha apurado ya el primer sorbo de felicidad y reclama el segundo... sólo que, para entregárselo, era menester esperar a la comida del día siguiente, y se me hizo muy larga la espera. ¡pero al fin llegó esa comida! la excitante mano, cuyo contacto con la mía seguía notando desde hacía veinticuatro horas, no faltó a su cita, y fue a buscar la mía, como la víspera, por debajo de la mesa. alberte notó mi billete y lo cogió sin más, tal como yo tenía previsto, es que con aquel aire de infanta que lo desafía todo con su altivez e indiferencia se lo introdujo en las profundidades de su corpiño, levantando un encaje doblado con un breve y seco movimiento, y todo ello con tal naturalidad y presteza, que su madre que, con los ojos puestos en lo que estaba haciendo, servía la sopa, no notó nada; el bobo del padre, que siempre estaba en las nubes pensando en su violín, se quedó también in albis.

"'confieso que tratándose de una muchacha como aquella, el destino de mi billete no me inspiró el menor asomo de inquietud. por muy pegada que estuviera siempre a su madre, ya hallaría el medio de leerlo y contestarme.'"

pero transcurrió un mes y el vizconde de brassard no había obtenido respuesta a su billete, pero una noche estando él en su dormitorio...

"'(...) de súbito, sin que ningún ruido de cerradura me lo advirtiese, la puerta se entreabió con ese sonido estridente que suelen emitir las puertas cuyos goznes están resecos, y quedó medio entornada, ¡como si la hubiese asustado e ruido que ella misma acababa de hacer! yo alcé la vista, creyendo haber cerrado mal aquella puerta que, inoportunamente, se abría sola, exhalando aquel quejumbroso chirrido, capaz de hacer estremecerse de noche a quienes veían y de despertar a quienes duermen. me levanté de la mesa para ir a cerrarla; pero la puerta entornada se abrió un poco más y con igual suavidad, volviendo a emitir el sonido estridente que se prolongó como un gemido a través de la casa silenciosa, y, cuando se hubo abierto de par en par, vi... ¡a alberte! alberte que, pese a las preocupaciones de un miedo que debía ser inmenso, no había podido evitar que rechinase aquella puerta maldita.

"'¡ah! ¡voto a dios! hablan de visiones, quienes creen en ellas; pero la más sobrenatural de las visiones no me hubiera producido el pasmo, la especie de vuelco en el corazón que repercutió en terribles palpitaciones, cuando vi venir hacia mí, a través de la puerta abierta, a alberte, despavorida por el ruido que acababa de hacer la puerta al abrirse, ¡y que tornaría a oírse si la cerraba! ¡tenga usted bien presente que yo no tenía ni dieciocho años! ella debió de ver mi espanto reflejado en el suyo pues, con enérgico ademán, reprimió el grito de sorpresa que podía escapársele, que sin duda se me hubiera escapado de no ser por aquel ademán, y cerró la puerta, no lentamente puesto que esa misma lentitud la había hecho rechinar, sino con rapidez, para evitar el chirrido de los goznes, que no evitó, y que se repitió más claro, más nítido, de golpe y sobreagudo. luego, pegando el oído a la puerta ya cerrada, escuchó si otro ruido, que hubiera resultado mucho más alarmante y terrible, no respondía a aquél... creí verla tambalearse... me precipité hacia ella, y al punto la tenía en mis brazos.'"

"-vaya, vaya con alberte -le dije al capitán.

"-acaso crea usted -prosiguió, como si no hubiera oído mi burlona observación- que cayó en mis brazos presa de espanto, de pasión, de enajenamiento- como una joven perseguida o a la que puedes perseguir, que ha perdido ya la noción de lo que hace cuando comete la última de las locuras, cuando se abandona a ese demonio que dicen que las mujeres tienen en alguna parte, y que siempre se adueñaría de ellas, si no tuvieran otros dos más en el cuerpo (la cobardía y la vergüenza) para oponérsele. ¡pues no, no fue así! se engañaría usted si creyese tal cosa... no la movía ninguno de esos miedos vulgares y atrevidos... más bien fue ella la que me tomó en sus brazos... su primer impulso fue precipitar su frente contra mi pecho, pero la levantó y me miró con los ojos abiertos de par en par (¡ojos inmensos!), ¡como para cerciorarse de que era en efecto ya el que tenía en sus brazos! estaba horriblemente pálida, con una palidez que nunca le había visto; pero sus rasgos de princesa no se habían alterado. seguían teniendo la firmeza y la inmovilidad de una medalla. sólo que en su boca de labios ligeramente abombados erraba no sé qué extravio, que no era el de la pasión dichosa o que no ha de tardar en serlo. ¡y tenía un no sé qué tan taciturno dicho extravío, que, para no verlo, estampé en aquellos hermosos labios rojos y eréctiles el robusto y fulminante beso del deseo triunfante y rey! la boca se entreabrió... pero los negros ojos, de una negrura profunda, y cuyos largos párpados rozaban casi los míos, no se cerraron, ni tan siquiera palpitaron; pero en el fondo de ellos, como en su boca, ¡vi asomarse la demencia! fundida en aquel beso de fuego y como arrebatada por los labios que penetraban en los suyos, aspirada por el aliento que la respiraba, la llevé, sin deshacer mi abrazo, hasta aquel canapé de tafilete azul (mi parrilla de san lorenzo, desde hacía un mes que me revolcaba en él pensando en alberte), que empezó a crujir, voluptuosamente bajo su espalda desnuda, pues estaba medio desnuda. salía de su lecho, y, para venir... (¿lo creerá usted?) ¡se había visto obligada a cruzar el aposento donde dormían su padre y su madre! lo había atravesado a tientas, con las manos extendidas, para no tropezar con algún mueble que hubiera producido ruido y los habría podido despertar."

"-¡vaya! -exclamé-. nada tenía que envidiar su valor el de las trincheras. ¡bien merecía ser la amante de un soldado!"

"-y lo fue desde aquella noche -prosiguió el vizconde-. lo fue con el mismo arrebato que yo, ¡y le juro que a mí me cegaba la pasión! pero eso es igual... ¡y aquí viene la contrapartida! ni ella ni yo pudimos olvidar, en nuestros más intensos transportes de placer, la espantosa situación en que ella nos ponía a ambos. en pleno goce de aquella misma felicidad que venía a buscar y a ofrecerme, se la veía como atónita del acto que no obstante realizaba con voluntad tan firme, con empeño tan tenaz. no me extrañó nada. ¡atónito también lo estaba yo! aun sin decírselo ni hacérselo ver, una pavorosa angustia me atenazaba el corazón, en tanto que ella me estrechaba hasta ahogarse contra el suyo. a través de sus suspiros, a través de sus besos, a través del aterrador silencio que pesaba sobre aquella casa dormida y confiada, me tenía en vilo una terrible inquietud: ¡que despertase su madre o se levantase su padre! y por encima de su hombro, miraba yo tras ella, no fuera que la puerta cuya llave alberte había dejado puesta por temor a hacer ruido, fuese a abrirse de nuevo y asomar por ella, pálida e indignadas, aquellas dos cabezas de medusa, aquellos dos viejos a quienes burlábamos con tan audaz cobardía, ¡surgidos de repente en la noche como imágenes de la hospitalidad violada y de la justicia! hasta los voluptuosos crujidos del tafilete azul, que había sido mi diana del amor, hacíamos estremecer de espanto... mi corazón latía contra el suyo, que me devolvía los latidos... era algo embriagador y decepcionante a un tiempo, ¡pero en cualquier caso terrible! me acostumbré a todo ello más tarde. a costa de renovar impunemente aquella imprudencia sin nombre, acabé no dándole importancia. a costa de vivir inmerso en aquel peligro de ser sorprendido, me hice a él. dejé de pensar en todo eso. únicamente pensaba en ser dichoso. a partir de aquella primera y terrible noche, que hubiera debido espantarla de las que siguieron, decidió alberte que vendría a mi cuarto cada dos noches, ya que yo no podía ir al suyo, su cuarto de soltera que no tenía salida más que a la habitación de sus padres, y allí acudió regularmente cada dos noches; pero nunca olvidaría la impresión, el estupor de la primera vez. el tiempo no había de producir en ella el efecto que produjo en mí. no se avezó al peligro, afrontado cada noche. siempre permanecía silenciosa, aun cuando la estrechaba contra mí, hablándome apenas con la voz, porque en lo demás, ya habrá sospechado usted que era harto elocuente; y cuando, más adelante, yo me serené, a fuerza de sortear tantos peligros, y le hablé, como se habla a una amante, de lo ya pasado entre nosotros, de aquella frialdad inexplicable y desmentida, puesto que la tenía entre mis brazos, que había sucedido a sus primeras audacias; cuando le formulé, en fin, todos esos insaciables porqués del amor, que quizá en el fondo no sean sino curiosidad, su única respuesta fueron largos abrazos. su triste boca permanecía muda para todo... ¡salvo para darme besos! hay mujeres que nos dicen: 'me pierdo por ti'; otras nos dicen: 'me vas a despreciar'; son formas distintas de expresar la fatalidad del amor. ¡pero ella, no! no decía una palabra. ¡cosa extraña! ¡y aún más extraña criatura! me producía el efecto de una gruesa y dura tapa de mármol que abrasaba, calentada por debajo... yo imaginaba que llegaría un momento en que el mármol se quebraría al fin bajo el calor abrasador, pero el mármol no perdió nunca su rígida densidad. las noches en que venía, se mostraba igualmente tensa y poco locuaz y, me permito este término eclesiástico, fue siempre tan difícil de confesar como la primera noche en que acudió a mi cuarto. nada más pude sacarle... a lo sumo un monosílabo arrancado, a fuerza de insistir, de aquellos hermosos labios que me enloquecían tanto más cuanto que los había visto más fríos y más indiferentes durante el día, y, aun así, un monosílabo que no arrojaba mucha luz sobre la naturaleza de aquella joven, que me parecía más esfinge por sí sola que todas las esfinges cuya imagen se multiplicaban en torno mío, en aquel cuarto estilo imperio."

"-pero capitán -interrumpí de nuevo-, algún final tuvo que tener aquello. usted es hombre de temple, y las esfinges son bichos fabulosos. no existen en la vida real, y, ¡qué diablos!, bien acabaría usted averiguando lo que tenía aquella pájara en el caletre."

"-¡final! sí, hubo un final -dijo el vizconde de brassard bajando bruscamente el cristal del cupé, como si le hubiese faltado la respiración en su monumental pecho y necesitase aire para concluir lo que tenía que contar-. pero lo que tenía en el caletre, como dice usted, aquella singular muchacha no quedó nunca claro. nuestro amor, nuestra relación, nuestro enredo (llámelo usted como guste) nos hizo conocer, o, mejor dicho, me hizo conocer, a mí, sensaciones que no creo haber experimentado nunca desde entonces con mujeres a las que he amado más que a quella alberte, que quizá no me amaba, y a quien quizá no amaba yo. nunca he comprendido bien nuestros sentimientos mutuos, ¡y aquello duraría más de seis meses! durante aquellos seis meses, todo lo que llegué a columbrar fue un tipo de felicidad de que no se tiene noción en la juventud. comprendí la felicidad de los que se ocultan. comprendí el placer del misterio en la complicidad, que, aun sin esperanza de triunfar, no podría impedir que existieran conspiradores incorregibles. tanto en la mesa de sus padres como en cualquier otro sitio, alberte seguía siendo la princesa que tanto me chocara la primera vez que la vi. sobre su frente neroniana, se rizaban adustos sus cabellos azules de tan negros, tocando las cejas y no dejando transparentar nada de la noche culpable, que no extendía sobre ella asomo de rubor. y yo, que trataba de mostrarme tan impenetrable como ella pero que, de eso estoy seguro, me hubiera delatado diez veces de haber tenido que habérmelas con personas observadoras, me hechía orgullosa y casi sensualmente, en lo más hondo de mi ser, ante la idea de que toda quella soberbia indiferencia era mía y tenía para mí todas las bajezas de la pasión, ¡si es que la pasión puede llegar a ser tan baja! nadie en la tierra sabía eso más que nosotros... ¡y qué delicioso era poder pensarlo! (...)"

"-¡pues los padres de aquella alberte debían de dormir comos los siete durmientes! -exclamé zumbón, cortando en seco las reflexiones del viejo dandy con una broma para no parecer demasiado cautivado por su historia, aunque estaba, pues con los dandys la única forma de hacerse respetar un poco es el hacer broma."

"-¿de modo que piensa usted que yo busco efectos de narrador fuera de la realidad? -dijo el vizconde-. ¡yo no soy ningún novelista! algunas veces alberte no venía. la puerta, cuyos engrasados goznes iban ahora suaves como el algodón, no se abría en toda una noche, y era porque su madre la había oído y había gritado, o porque el padre la había visto deslizarse a tientas por el cuarto. sólo que alberte, con su temple de acero, buscaba cada vez un pretexto. se sentía indispuesta... buscaba el azucarero sin el candelabro, por no despertar a nadie."

(...)

"'preste atención... fue una noche. con la vida que hacíamos sólo podía ser una noche... una larga noche de invierno. no diré que una de las más tranquilas. todas nuestras noches eran ya tranquilas. habían pasado a serlo a fuerza de ser dichosas. dormíamos sobre aquel cañón cargado. no nos inquietaba en lo más mínimo el hacer el amor sobre aquella hoja de sable atravesada en un abismo, ¡como el puente del infierno de los turcos! alberte había venido más pronto que de costumbre, para poder quedarse más tarde. cuando venía, mi primera caricia, mi primera manifestación de amor era para sus pies, sus pies que ya no calzaban entonces sus borceguíes verdes u hortensia, esas dos coqueterías suyas y para mi delicias, que, descalzos para no hacer ruido, me llegaban transidos del frío de las baldosas por las que había caminado a lo largo del pasillo que llevaba de la alcoba de sus padres a la mía, situada en el otro extremo de la casa. yo calentaba aquellos pies helados por mi culpa, que acaso le hiciesen contraer por mi culpa al salir de la cama caliente, alguna horrible afección de pecho... yo sabía cómo entibiarlos y hacer brotar tonos rosados o bermellones de aquellos pies pálidos y fríos; pero aquella noche falló el sistema. mi boca fue impotente para hacer nacer en aquel empeine combado y encantador la pincelada de sangre que a menudo me gustaba arrancarle, como una roseta grande... aquella noche, alberte mostrábase más silenciosamente amorosa que nunca. sus abrazos tenían esa languidez y esa fuerza que eran para mí un lenguaje, y era tan expresivo que, si bien yo seguía hablándole y diciéndole todas mis demencias y embriagueces, no le pedía ya que me respondiese y me hablase. la oía en sus abrazos. de repente, dejé de oírla. dejaron sus brazos de estrecharme contra su pecho, y pensé que se trataba de uno de esos desmayos que solían acometerle, aunque por lo común conservaba en sus desmayos la crispada fuerza del abrazo... ni usted ni yo tenemos nada de mojigatos. somos hombres y podemos hablar de hombre a hombre... tenía yo la experiencia de los espasmos amorosos de alberte, y cuando le acometían, no interrumpían mis caricias. permanecí sin moverme, sobre su pecho, esperando que volviese a la vida consciente, con la orgullosa certeza de que recobraría sus sentidos bajo los míos y que el rayo que la había herido la resucitaría para volverla a herir... pero me engañaba mi experiencia. la miré, según estaba, abrazada a mí en el canapé azul, esperando el momento en que sus ojos, ocultos bajo los anchos párpados, me mostrasen de nuevo los hermosos globos de terciopelo negro; en que sus dientes, que se contraían y rechinaban hasta casi quebrarse el esmalte cuando la besaba bruscamente en el cuello deslizando lentamente mis labios hasta sus hombros, se entreabriesen y dejasen escapar su aliento. pero ni los ojos se abrieron ni se separaron los dientes... el frío de los pies de alberte había subido hasta sus labios y bajo los míos... al sentir aquel frío espantoso, me incorporé a medias para verla mejor; me despegué sobresaltado de sus brazos, uno de los cuales cayó sobre ella en tanto que el otro quedó colgando sobre el suelo, desde el canapé donde estaba tendida. espantado, pero lúcido aún, le puse la mano en el corazón... ¡nada!, nada en el pulso, nada en las sienes, nada en las arterias carótidas, nada en parte alguna... sólo la muerte extendida por doquier, ¡y ya con su espantosa rigidez!'"

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jules barbey d'aurevilly

65.- la elegía erótica romana. el amor, la poesía y el occidente

"más adelante traduciremos una elegía (iii, 15) en que propercio expone mejor su teoría del amor libre y que tal vez sea la que más ha hecho por su fama ante la posteridad, a causa de su vivo erotismo (ezra pound la adaptó magníficamente al sonido inglés) de todas maneras, son otros los poemas que caracterizarán más exactamente el arte de propercio, con todo lo que tiene de irregularidad: por ejemplo la elegía iii, 15... (...)

"se trata, ante todo, de aplacar mediante un juramento los celos de una manceba que se imagina que su poeta continúa viendo a la que le enseñó a ser hombre:

elegía iii, 15

"¡que al precio de ese juramento conozca yo en adelante un amor sin dramas, y que no tenga jamás que volver a pasar noches de insomnio sin ti! cuando se me arrancó la honestidad de mis costumbres de niño y se me otorgó licencia de descubrir el camino del amor, fue ella mi cómplice durante mis primeras noches y marcó mi corazón de novato. ¡licina! conquistada sin que se necesitaran regalos, ¡ay!... hace tres años de ello, o poco falta, y desde entonces no creo que hayamos intercambiado diez frases: todo eso está muerto, bien muerto, porque yo te he amado, y ninguna otra mujer después de ti me ha encadenado tiernamente entre sus brazos.

(...)

"en cuanto a ti, evita maltratar a licina, que nada te ha hecho; tu cólera una vez desencadenada es incapaz de volver atrás. que nunca lo que digan de ella y de mí te caliente las orejas: jamás amaré a nadie más que a ti, ni siquiera muerto y en las llamas de mi hoguera."

paul veyne


66. enrique de ofterdingen

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"apenas despuntó el día, el muchacho se puso en camino y se dirigió a toda prisa a la puerta del jardín del palacio.

"entre tanto, la noche anterior, al desvestirse, la princesa notó que en su collar faltaba aquella piedra preciosa que era a la vez un recuerdo de su madre y un talismán cuya posesión le aseguraba la libertad de su persona, de tal modo que con él no podía en poder de nadie contra su voluntad.

"aquella pérdida le causó sorpresa más que temor. se acordaba de que el día anterior, en aquel paseo que había dado por el bosque llevaba todavía aquella piedra, y estaba segura de que debía de haberla perdido o bien en la casa del anciano o bien en el bosque, de regreso al palacio; todavía recordaba muy bien el camino; así que decidió salir de buena mañana a buscar la piedra, y esta idea la puso tan contenta que casi parecía que se alegraba de la pérdida de aquella joya: así tenía ocasión de volver a recorrer aquel camino.

"con la primera luz del día, atravesó la princesa el jardín de palacio y se dirigió al bosque; como andaba más deprisa de lo acostumbrado, encontró muy natural que su corazón latiera fuertemente y que sintiera una opresión en el pecho. empezaba el sol a dorar las copas de los viejos árboles, que se agitaban con un suave murmullo como si quisieran despertarse unos a otros de sus sueños nocturnos para saludar todos juntos al gran astro, cuando la princesa, sorprendida por un ruido lejano, levantó la vista y vio cómo el muchacho, que en aquel momento la había visto también a ella, corría a su encuentro.

"como clavado en el suelo, permaneció quieto unos momentos mirando fijamente a la doncella; parecía que quisiera convencerse de que era realmente ella a quien tenía ante sus ojos y no a una visión ilusoria. el muchacho y la doncella se saludaron con una expresión contenida de alegría como si hiciera ya tiempo que se conocieran y se amaran. antes de que la princesa pudiera explicarle el motivo de su paseo matinal, el joven, ruboroso y palpitante de emoción, le entregó la piedra envuelta en el papel que contenía los versos escritos la noche anterior. parecía como si la princesa adivinara ya lo que éstos decían. la doncella tomó el envoltorio con mano temblorosa y, como sin darse cuenta, casi, premió el feliz hallazgo del muchacho colgándole una cadena de oro que llevaba ella en el cuello. turbado y confuso se arrodilló él a sus pies, y cuando la princesa le preguntó por su padre el muchacho estuvo unos instantes sin poder articular una sola palabra. ella, bajando la vista, le dijo a media voz que volvería pronto a su casa, que tenía grandes deseos de aprovechar el ofrecimiento que le había hecho su padre de enseñarle todas aquellas cosas que había visto en su primera visita.

"la princesa volvió a dar las gracias al muchacho, con extremada efusión, y sin volver la vista se encaminó lentamente al palacio. el muchacho no pudo proferir palabra alguna. hizo una profunda inclinación de cabeza y fue siguiendo a la doncella con la vista durante un buen tiempo, hasta que desapareció entre los árboles.

"pocos días después la princesa fue por segunda vez a casa del anciano, y a esta visita siguieron otras. el muchacho acabó acompañándola en todos estos paseos. a una hora convenida la recogía en la puerta del jardín, y luego la volvía a acompañar a palacio. a pesar de la gran confianza que ella iba teniendo hacia su compañero, hasta el punto de que ninguno de los pensamientos de su alma celestial permanecían ocultos al joven, la doncella guardaba un silencio impenetrable sobre su condición de hija del rey. parecía como si su elevada cuna le infundiera a ella misma un secreto temor. por su parte el muchacho le entregaba también toda su alma. padre e hijo la tomaban por una doncella noble de la corte. ella profesaba al anciano el cariño de una hija. las caricias que le hacía eran como dulces presagios de la ternura que sentiría hacia su hijo. no tardó en convertirse en un miembro más de aquella maravillosa casa; con voz celestial y acompañándose de un laúd, cantaba dulces canciones al anciano y a su hijo; éste, sentado a los pies de la muchacha, escuchaba lo que le decía ésta sobre el dulce arte de la poesía; ella, a su vez, oía de los ardorosos labios del muchacho la clave de los misterios que la naturaleza expande por doquier. le enseñaba de qué modo el mundo había surgido por las extrañas simpatías que existían entre los elementos, y cómo los astros se habían dispuesto en melodiosos corros. y toda la historia de la formación del mundo aparecía en el espíritu de ella a través de aquellas sagradas explicaciones. la doncella se quedaba como extasiada cuando su alumno, en los momentos de mayor inspiración, cogía a su vez el laúd y con un arte increíble prorrumpía en los más bellos cantos.

"un día, acompañándola al palacio, el muchacho sintió que una fuerza especial se apoderaba de él y le infundía una desacostumbrada osadía; también la habitual reserva y discreción de la doncella se sintieron aquel día desbordados por un amor más fuerte que de costumbre: así fue como, sin saber ellos mismos de qué modo, cayeron uno en brazos del otro, y un ardiente beso de amor, el primero, fundió para siempre aquellos dos seres en uno.

"de repente el cielo se oscureció y un viento huracanado empezó a rugir en las copas de los árboles. espesos nubarrones corrían en dirección hacia ellos trayendo la oscuridad de la noche: una gran tormenta se cernía sobre ellos. el muchacho se afanaba por poner a la doncella a salvo de aquella terrible tempestad y del peligro de que los árboles que arrancaba pudieran herirla; pero la gran oscuridad y el miedo de que pudiera ocurrirle algo a su amada hicieron que no acertara a encontrar el camino y fuera adentrándose cada vez más en el bosque. su miedo iba creciendo conforme se iba dando cuenta de su error. la princesa pensaba en la angustia del rey y de la gente de palacio. a veces, como una espada, un terror indescriptible atravesaba su corazón; sólo la voz de su amado, que no cesaba de consolarla, lograba devolverle el ánimo y la confianza, y aliviar la opresión de su pecho. la tempestad seguía rugiendo; todos los esfuerzos por encontrar el camino eran inútiles, y los dos enamorados se sintieron felices al descubrir, a la luz de un rayo, una cueva que, no lejos de ellos, se abría en la escarpada pendiente de una colina cubierta de bosque; allí esperaban encontrar un refugio seguro contra los peligros de la tempestad y un lugar de reposo para sus exhaustas fuerzas. la suerte les fue propicia. la cueva estaba seca y cubierta de limpio musgo. el muchacho encendió enseguida un fuego con musgo y pequeñas ramas secas, junto al cual pudieron secarse. los dos enamorados se encontraban así solos, uno junto a otro, en un deleitoso apartamiento del mundo, a salvo de peligro, en un lugar tibio y confortable.

"en el fondo de la cueva colgaba un matojo de almendro silvestre cargado de fruto, y no lejos de él encontraron un hilillo de agua fresca para calmar su sed. el muchacho llevaba el laúd y este instrumento les deparó un esparcimiento alegre y sosegado junto al crepitar del fuego. una fuerza superior parecía querer soltar rápidamente todo nudo dejando que los amantes se abandonaran a la romántica situación a la que el azar les había llevado. la inocencia de sus corazones, el estado de especial encantamiento en que se encontraban sus almas y la irresistible fuerza de la dulce pasión juvenil que les unía, les hizo olvidar pronto el mundo y sus relaciones, y, mecidos por el canto nupcial de la tempestad y bajo las antorchas festivas de los rayos, les sumió en la más dulce embriaguez que haya podido gozar jamás ninguna pareja mortal.

"el alborear de una mañana azul y luminosa fue para ellos como el despertar en un mundo nuevo y feliz. sin embargo, un torrente de ardientes lágrimas que brotaron de los ojos de la princesa le revelaron al mucho las mil cuitas que se despertaban también en el corazón de ella. aquella noche había representado para él como una serie de años: de mozo se había convertido en hombre. con gran exaltación consolaba a su amada recordándole lo sagrado del verdadero amor, la gran fe que infundía en los corazones de los hombres, y pidiéndole que tuviera confianza en el espíritu que protegía su corazón y esperara de él el más sereno porvenir. (...)"

novalis


67. naná

"naná tuvo una aventura cierta noche que, abandonada por aquella perra, se fue a cenar a la calle martyrs sin lograr ponerle la mano encima. mientras comía sola, apareció daguenet; aunque ya se había situado, a veces acudía aguijoneado por una necesidad de vicio, esperando no ser reconocido en aquellos oscuros rincones de las basuras de parís. pero la presencia de naná pareció contrariarle al principio, y como no era de los hombres que se baten en retirada, avanzó hacia ella con una sonrisa. preguntó si la señora le permitía cenar en su mesa. naná al verle bromear, adoptó un gesto de frialdad y respondió secamente:

"-siéntese donde le plazca señor. estamos en un local público.

"empezada en ese tono, la conversación resultó divertida. pero a los postres, naná fastidiada y deseosa de triunfar, puso los codos sobre la mesa, y luego volvió a tutearle:

"-¿sigue adelante tu matrimonio, querido?

"-no mucho -confesó daguenet.

"en efecto, cuando iba a hacer su petición en casa de los muffat, notó tal frialdad por parte del conde que juzgó más prudente abstenerse. aquello le parecía un negocio fracasado.

"naná le miraba fijamente con sus ojos claros, la barbilla sobre la mano y un pliegue irónico en los labios.

"-así que soy una desvergonzada -repuso ella con lentitud-. habrá que arrancar al futuro suegro de mis garras... pues por muy inteligente que te creas, eres un idiota. le vas con chismorreos a un hombre que me adora y que me lo cuenta. mira, tú te casarás si yo quiero.

"desde hacía un instante él lo veía todo claramente, y planeó una especie de sumisión. no obstante, continuaba bromeando, sin querer que el asunto tomase un cariz serio, y después de ponerse los guantes le pidió, con los debidos modales, la mano de la señorita estelle de beauville. naná acabó por reírse como si le hicieran cosquillas. ¡oh, este mimí! no había manera de guardarle rencor.

"los grandes éxitos de daguenet con las damas se debían a la dulzura de su voz, una voz de una pureza y una flexibilidad musicales, que le valieron el apodo de boca de terciopelo entre las mujeres. todas cedían ante la caricia sonora en que las envolvía. él sabía esa fuerza y adormeció a naná con un arrullo sin fin de palabras, contándole historias imbéciles. cuando dejaron la mesa, ella estaba muy sonrosada, vibrante en su brazo y reconquistada. como hacía muy buen tiempo, despidió el coche, acompañó a daguenet hasta su casa y, naturalmente, subió. dos horas más tarde, naná le dijo mientras se vestía:

"-entonces, mimí, ¿deseas ese matrimonio?

"-¡por dios! es lo mejor que podría hacer. ya sabes que no tengo un céntimo.

"naná le pidió que le abotonara los botines. y tras un breve silencio, dijo:

"-yo tampoco lo quiero, y te apoyaré... esa pequeña está seca como una percha... pero ya que eso te interesa... soy muy complaciente y voy a defenderte.

"luego, echándose a reír, con el pecho todavía desnudo, agregó:

"-sólo una cosa, ¿qué me das?

"él la abrazaba y le besaba los hombros en un arranque de agradecimiento. ella muy alegre, se estremecía, se debatía y se echaba hacia atrás.

"ya lo sé -exclamó excitada por ese juego-. oye la comisión que quiero. el día de tu matrimonio, me traerás el estreno de tu inocencia... antes que a tu mujer, ¿entiendes?

"-eso es, eso es -dijo él, riendo más que ella."

émile zola


68. madame bovary

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"había un chiquillo jugando en la plaza.

"-¿quieres llamarme a un coche de punto? -le gritó.

"el niño salió disparado como un cohete hacia la calle de quatre vents. emma y león se quedaron solos unos instantes. estaban uno frente a otro y se les veía algo violentos.

"-de verdad, león... -dijo ella con aire melindroso-, es que no sé... creo que no está bien..., que no debo...

"y luego, adoptando de pronto un tono más serio:

"-lo que vamos a hacer no está bien visto, ¿comprende?

"-¿que no está bien visto? -replicó él-. ¡pues en parís se hace como la cosa más corriente!

"aquella frase impresionó a emma como un argumento sin vuelta de hoja.

"el coche no llegaba y león tenía miedo de que ella se le volviera a meter en la iglesia. por fin lo vieron aparecer.

(...)

"-¿adónde vamos, señor? -preguntó el cochero.

"-¡llévenos adonde mejor le parezca! -contestó león, al tiempo que empujaba a emma dentro del coche.

"el pesado vehículo se puso en marcha.

"bajó por la calle grand port, cruzó la plaza des arts, el muelle napoleón y el puente nuevo y se paró en seco delante de la estatua de corneille.

"-¡siga! -oyó que le decía una voz desde dentro.

"el coche volvió a reemprender ruta cuesta abajo desde el cruce la fayette. luego se dirigió a galope hacia la estación de ferrocarril.

"-¡continúe todo seguido! -oyó que le gritaba la misma voz.

"el coche traspuso las verjas y luego, una vez llegado al paseo, los caballos se pusieron al paso por entre los altos olmos. el cochero se secaba el sudor de la frente. se puso el sombrero de cuero entre las piernas y, saliendo por varias bocacalles, guió el coche hacia la orilla del río, bordeando la hierba.
siguió todo a lo largo del río por un camino de sirga pavimentado con guijarros y luego anduvo un rato largo por la parte de oyssel, más allá de las islas.
luego se lanzó a trote tendido y cruzó quatremares, sotteville, la grande-chaussée y la calle de elbeuf. luego, al llegar delante del jardín botánico, se paró por tercera vez.

"-¿no le he dicho que siga? -gritó la voz desde dentro esta vez más iracunda.

"así que el coche, reemprendiendo su marcha, fue pasando sucesivamente por saint-sever, por el quai des curandiers y por el de meules, otra vez por el puente, por la plaza champs de mars y por detrás de los jardines del hospicio, donde tomaban el sol unos viejecitos vestidos de negro a lo largo de un terraplén lleno de yedra. tomó por el bulevar bouvreuil arriba, recorrió luego todo el bulevar cauchoise y por último todo el mont riboudet hasta llegar a lo alto de deville.
a partir de ahí ya dio la vuelta y se dejó ir sin una trayectoria fija, deambulando al azar de acá para allá. pudo vérsele por saint-pol, en lescure, en el monte gargan, en rouge mare y en la plaza de gaillard-bois, en las calles maladrerie y dinanderie, en saint-roman, saint-vivien, saint-maclou, saint-nicaise, en la aduana, en la base vieille tour, en trois pipes y por el cementerio monumental.

"de vez en cuando, el cochero lanzaba desde el pescante miradas ávidas a las tabernas, sin ser capaz de entender aquella furia de locomoción que les había entrado a aquellos dos, tan reacios a pararse ni un minuto. a veces hacía una tímida tentativa e inmediatamente le respondía a sus espaldas una interjección colérica. así que volvía a arrear enérgicamente a sus dos jacos sudorosos, ya sin andarse preocupando de los baches ni de nada, bamboleándose de acá para allá, todo le daba igual, había llegado a un estado de desmoralización tal que casi se le saltaban las lágrimas de sed, de fatiga y de rabia.

"y por el puerto, entre camiones y barriles, igual que por las calles, la gente abría unos ojos como platos ante el espectáculo insólito en provincias, de aquel coche de alquiler que aparecía y reaparecía una vez y otra, siempre con las cortinillas echadas, más cerrado que un sepulcro y dando tumbos como un barco.

"en un determinado momento, a mediodía y en pleno campo, con el sol hiriendo de plano los viejos faros plateados, se vio aparecer por entre las cortinas de tela amarilla una mano desnuda. se abrió y dejó caer unos pedacitos de papel roto que se diseminaron al viento, volaron lejos y fueron a posarse, como mariposas blancas, sobre un campo de tréboles rojos en flor.

"por fin, a eso de las seis, el coche se detuvo en una callejuela del barrio beauvoisine. se apeó una mujer con el velo echado por la cara y arrancó a andar sin volver la cabeza."

gustave flaubert


69. la dama de las camelias

capítulo x

"la habitación donde se había refugiado sólo estaba iluminada por una vela colocada encima de una mesa. echada en un gran canapé, con el vestido desabrochado, tenía una mano sobre el corazón y dejaba colgar la otra. encima de la mesa había una palangana de plata con agua hasta la mitad: el agua estaba veteada de hilillos de sangre.

"marguerite, muy pálida y con la boca entreabierta, intentaba recobrar el aliento. por momentos su pecho se hinchaba en un hondo suspiro que, una vez exhalado, parecía aliviarla un poco, y le producía durante unos pocos segundos un sentimiento de bienestar.

"me acerqué a ella, sin que hiciera ningún movimiento, me senté y le tomé la mano que reposaba sobre el canapé.

"-¿ah, es usted? -me dijo con una sonrisa.

"supongo que mi cara tenía un aspecto alterado, pues añadió:

"¿también usted se siente mal?

"-no; y a usted ¿no se le ha pasado todavía?

"-no mucho -y se secó con el pañuelo las lágrimas que la tos había hecho acudir a sus ojos-; pero ya estoy acostumbrada.

"-está usted matándose, señora -le dije entonces con voz emocionada-. me gustaría ser amigo suyo, alguien de su familia, para impedirle que esté haciéndose daño de este modo.

"-¡bah! la verdad es que no vale la pena que se alarme usted -replicó en un tono un poco amargo-. ya ve cómo se ocupan de mí los otros: saben perfectamente que con esta enfermedad no hay nada que hacer.

"dicho esto, se levantó y, tomando la vela, la puso sobre la chimenea y se miró en el espejo.

"-¡qué pálida estoy! -dijo, abrochándose el vestido y pasándose los dedos por el pelo para alisarlo-. ¡bah! vamos otra vez a la mesa, ¿viene?

"pero yo estaba sentado y no me moví.

"comprendió la emoción que había causado aquella escena, pues se acercó a mí y, tendiéndome la mano, me dijo:

"-vamos, venga.

"tomé su mano, y la llevé a mis labios, humedeciéndola sin querer con dos lágrimas largo tiempo contenidas.

"-¡pero, bueno, no sea usted niño! -dijo, volviendo a sentarse a mi lado-. ¡mira que ponerse a llorar! ¿qué le pasa?

"-debo de parecerle un necio, pero lo que acabo de ver me ha hecho un daño espantoso.

"-es usted muy bueno. pero ¿qué quiere que haga? no puedo dormir, y tengo que distraerme un poco. y además, chicas como yo, una más o menos ¿qué importa? los médicos me dicen que la sangre que escupo procede de los bronquios; yo hago como que los creo, es todo lo que puedo hacer por ellos.

"-escuche, marguerite -dije entonces expansionándome sin poderme contener-, no sé la influencia que llegará usted a tener sobre mi vida, pero lo que sé es que en este momento no hay nadie, ni siquiera mi hermana, que me interese tanto como usted. y llevo así desde que la vi. pues bien, en nombre del cielo, cuídese y no siga viviendo como ahora.

"-si me cuidara, moriría. esta vida febril que llevo es lo que me sostiene. además, cuidarse está bien para las mujeres de la buena sociedad que tienen familia y amigos; pero a nosotras, en cuanto dejamos de servir a la vanidad o al placer de nuestros amantes, nos abandonan, y a los largos días suceden las largas noches. mire, yo lo sé muy bien: estuve dos meses en la cama, y al cabo de tres semanas ya nadie venía a verme.

"es verdad que yo no soy nada para usted -repuse-, pero, si usted quisiera, la cuidaría como un hermano, no la dejaría y la curaría. y luego, cuando tuviera fuerzas para ello, podría usted volver a proseguir la vida que ahora lleva, si así le pareciese; pero estoy seguro de que preferiría usted una existencia tranquila, que la haría más dichosa y la conservaría bonita.

"-esta noche piensa usted así, porque tiene el vino triste, pero no tendría usted la paciencia de que presume.

"-permítame decirle, marguerite, que estuvo usted enferma dos meses y que durante esos dos meses vine todos los días a preguntar por usted.

"-es verdad; pero ¿por qué no subía usted?

"-porque entonces no la conocía.

"-¿es que hay que andar con tantas consideraciones con una chica como yo?

"-siempre hay que tenerlas con una mujer; al menos ésa es mi opinión.

"-¿así que usted me cuidaría?

"-sí.

"-¿se quedaría todos los días a mi lado?

"-sí.

"-¿incluso todas las noches?

"-todo el tiempo que no la aburriera.

"-¿cómo llama usted a eso?

"-abnegación.

"-¿y de dónde viene esa abnegación?

"-de una simpatía irresistible que siento por usted.

"-¿así que está usted enamorado de mí? dígalo en seguida, es mucho más sencillo.

"-es posible; pero, si tengo que decírselo algún día, no será hoy.

"-hará mejor no diciéndomelo nunca.

"-¿por qué?

"-porque de esa declaración no pueden resultar más que dos cosas.

"-¿cuáles?

"-o que yo no lo acepte, y entonces me odiará usted, o que lo acepte, y entonces tendría usted una amante lastimosa: una mujer nerviosa, enferma, triste, o alegre, pero con una alegría más triste que la misma tristeza; una mujer que escupe sangre y que gasta cien mil francos al año está bien para un viejo ricachón como el duque, pero es muy enojosa para un joven como usted, y la prueba es que todos los amantes jóvenes que he tenido me han abandonado bien pronto.

"yo no respondía nada: escuchaba. aquella franqueza, que tenía casi algo de confesión, aquella vida dolorosa entrevista bajo el velo dorado que la cubría, y de cuya realidad huía la pobre chica refugiándose en el libertinaje, la embriaguez y el insomnio, todo aquello me impresionó de tal modo, que no encontré ni una palabra."

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alexandre dumas, hijo.


70. manon lescaut

"manon se había acostado ya cuando regresé, pero encontré aún a su hermano esperándome. ella había ordenado se me transmitiera su deseo de estar sola aquella noche, pues tenía necesidad de reposo. lescaut se marchó, tras ofrecerme algunos escudos que yo no dudé en aceptar.

"al filo de las cuatro de la madrugada me acosté, y dando vueltas al modo de rehacer mi fortuna, me dormí tan tarde, que no desperté antes del mediodía. me informé, en primer lugar, del estado de manon y me advirtieronque había salido una hora antes en compañía de su hermano, quien fue a buscarla en un coche de alquiler. aun cuando aquella salida con lescaut se me antojó algo extraña, no quise en modo alguno dar crédito a mis sospechas, y dejé transcurrir varias horas, que pasé leyendo. finalmente me asaltó tal inquietud, que empecé a dar grandes zancadas por toda la casa, y así fue cuando, en el aposento de manon, hallé encima de la mesa una carta cerrada, dirigida a mí y escrita de su puño y letra. temblando de ansiedad y de miedo, la abrí y leí lo siguiente:

"'te juro amado caballero mío, que sólo tú eres el ídolo de mi corazón, y que nadie existe en este mundo a quien yo pueda amar como te amo a ti. sin embargo, ¿no comprendes, pobre corazón de mi vida, que la fidelidad es una virtud de necios, en el estado en que nos encontramos? ¿crees, acaso, que sin pan puede florecer la ternura? el hambre acabaría causándome un fatal error, y seguramente lanzaría el último suspiro creyendo que era de amor. te adoro, y puedes creer,e; pero te ruego que permitas que, durante una temporada, cuide yo de nuestra fortuna. ¡desdichado aquel que caiga en mis redes! haré cuanto pueda para conseguir que mi caballero sea rico y dichoso. mi hermano cuidará de tenerte al corriente de mi estado y situación, y te dirá, sin duda, lo mucho que he llorado ante mi necesidad de abandonarte.'

"tras la lectura de aquel triste mensaje, me quedé en un estado difícil de describir, pues hoy mismo, incluso, dudo qué clase de extraños sentimientos me agitaron. una situación como aquélla no puede explicarse a los demás, porque se siente algo que nunca se ha sentido, e incluso a uno mismo le cuesta trabajo comprenderla. no se puede relacionar con nada vivido hasta entonces, ni tampoco puede compararse con ningún otro sentimiento conocido. en aquella mezcla de sensaciones, entraban ciertamente el dolor, los celos, el desprecio, la venganza, el asco. ¡ah! ¡cuán feliz me habría sentido también si entonces no hubiera entrado el amor!

"'me ama -pensaba yo-, pero, ¿acaso no necesitaría ser un monstruo para odiarme? ¿qué clase de derechos puede tener nadie sobre un corazón que yo no tenga sobre el suyo? ¿qué me queda por hacer después de todo cuanto le he sacrificado? ¡y ella, sin embargo, me abandona! ¡le da miedo el hambre! se cree a cubierto de mis reproches diciéndome que no cesa de amarme y que 'lo hace por mí'. ¡qué bajeza de sentimientos los suyos, dios mío, y qué grosería! no he temido yo al hambre ni a la necesidad ni a nada, exponiéndome a ello por su culpa y renunciando a mi posición y mi fortuna y a las comodidades de la casa de mi padre, y me he privado de lo más necesario para satisfacer sus más insignificantes caprichos. ¡y dice que me adora! ya sé yo de quién te habrías aconsejado si me hubieras amado de veras, y no me habrías abandonado sin, por lo menos, despedirte de mí por última vez... sólo a mí pueden preguntarme qué crueles penas sienten los que se separan de quienes adoran, exponerse a ellas voluntariamente.'

"lescaut apareció, de pronto, en la casa, cortando el hilo de mis profundas y amargas reflexiones.

"-¡bellaco! -exclamé, echando mano a la espada-. ¿qué has hecho de manon?

"mi impulso le asustó, y dijo que, si era recibido de semejante manera cuando venía justamente a darme cuenta del favor más grande que podía él hacerme, se iría de nuevo y no se molestaría en poner los pies en mi casa. al oírle me precipité hacia la puerta, con ánimo de cerrarla cuidadosamente.

"-no creas -le dije, volviéndome hacia él- que te daré ocasión a que me engañes otra vez con tus cuentos. si no me devuelves a manon, prepárate a defender tu vida.

"-¡pero qué genio tan vivo tenéis, caballero! -me dijo, con sorna-. vengo a anunciaros una gran alegría, por la que vos mismo reconoceréis deberme agradecimiento.

"al momento le insté para que explicara el motivo de su visita.

"me refirió entonces que manon, siéndole imposible soportar la sola idea de la miseria y, en especial, el pensamiento de que se vería obligada a cambiar su tren de vida, le había suplicado que le presentase al señor g. de m..., quien pasaba por un hombre pródigo y generoso con las mujeres bellas. como era de esperar, evitó decirme que el consejo había partido justamente de él, y que él mismo preparó el camino.

"-la he llevado allá esta mañana -añadió el felón-, y este buen señor ha quedado, al parecer, tan complacido de sus encantos, que la ha invitado en seguida a que le acompañe a su casa de campo, donde piensan pasar unos días. yo he comprendido muy pronto lo útil que esto podría seros, y con gran discreción le he indicado, de paso, las grandes pérdidas que en su fortuna ha experimentado manon, hasta el punto de que la ha obsequiado con doscientos escudos, para empezar. yo le he advertido, además, que manon tenía un hermano pequeño y, por lo tanto, había quedado sin más amparo que el nuestro a la muerte de nuestros padres, y sería conveniente que la ayudara para mitigar de algún modo la necesidad familiar. este relato ha tenido la virtud de conmoverle, brindándose a alquilar una confortable casa para manon y para vos, pues de vos se trata en lo que huérfano en cuestión se refiere. el viejo ha prometido instalaros decorosamente y entregaros cuatrocientas libras cada mes, que -si mis cuentas son exactas- serán cuatro mil ochocientas al año, lo que no es de despreciar. (...)"

abate prévost


71. la romana

"aquel día para salir con gino me había puesto mi mejor vestido, mi mejor par de zapatos, mi mejor blusa, mi mejor par de medias de seda. recuerdo que el vestido era de dos piezas, un bolero negro y una falda a cuadros blancos y negros. la tela no era mala, pero la costurera del barrio, que me había cortado el traje, era poco más experta que mi madre. me había hecho una falda muy corta por detrás que por delante, de manera que mientras me cubría las rodillas por un lado, por el otro dejaba ver los muslos. el bolero me lo había ceñido exageradamente a la cintura, con unas vueltas enormes en las mangas, que eran muy estrechas, de manera que que me dolían las axilas. parecía ir a estallar en aquel atuendo. el pecho se me salía fuera, como si al bolero le faltara un pedazo. la blusa era rosa, muy sencilla, de un tejido pasable, sin bordados, y transparentaba mi mejor combinación, que era de algodón blanco. por último, los zapatos eran negros, brillantes, de piel buena, pero de una forma anticuada. no llevaba sombrero y los cabellos, castaños y ondulados, me caían en desorden sobre los hombros. era la primera vez que me ponía este vestido y estaba orgullosa de él. creía estar muy elegante y hasta me hacía ilusión de que en la calle todos se volvían a mirarme. pero cuando entré en la alcoba de la dueña de gino y vi el gran lecho bajo y blando con su colcha de seda calada, las sábanas de lino bordado y todos aquellos velos ligeros que caían desde arriba sobre la cabecera, y me vi a mí misma reflejada tres veces en el triple espejo del tocador que había al fondo de la habitación, me di cuenta de que iba vestida como una miserable, que mi orgullo por aquellos harapos era ridículo y digno de compasión y pensé que no podría considerarme feliz mientras no pudiera vestirme bien y vivir en una casa como aquélla. casi tenía ganas de llorar, y me senté aturdida en la cama sin decir palabra.

"-¿qué te pasa? -me preguntó gino sentándose a mi lado y cogiéndome una mano.

"-nada -contesté-. estaba mirando a una paleta que conozco bien.

"-¿quién? -preguntó, extrañado.

"-aquélla -le contesté señalando el espejo en el que me veía sentada en la cama, al lado de él.

"realmente parecíamos los dos, yo más que él, una pareja de salvajes hirsutos que, por casualidad, había entrado en una casa civilizada.

"esta vez comprendió la sensación de desaliento, de envidia y de celos que me angustiaba y dijo abrazándome:

"-ea, no te mires en ese espejo.

"temía por el éxito de sus planes y no se daba cuenta de que nada podía serle más propicio que aquel sentimiento mío de humillación. nos besamos y el beso me devolvió valor porque sentía que, en fin de cuentas, amaba y era amada.

"pero cuando poco después me enseñó el baño, amplio como una sala, blanco y brillante de mayólicas, con la bañera empotrada en la pared y la grifería niquelada, y sobre todo cuando abrió uno de los armarios, dejándome ver dentro, apretados el uno contra el otro hasta no caber más, los vestidos de la dueña de la casa, la envidia y el sentimiento de mi miseria volvieron a adueñarse de mí y a suscitar en mi ánimo una especie de desesperación. sentí de pronto una gran necesidad de no pensar en esas cosas y por primera vez quise convertirme de veras en la amante de gino, en parte para olvidar mi condición y en parte para darme la ilusión, contra el sentimiento de esclavitud que me oprimía, de ser también libre y capaz de obrar. no podía vestir bien, ni poseer una casa como aquélla, pero por lo menos podía hacer el amor como los ricos y quizá mejor que ellos. pregunté a gino:

"-¿por qué me enseñas todos esos vestidos? ¿que me importan a mí?

"-creí que sentirías curiosidad -contestó desconcertado.

"-no siento ninguna curiosidad -dije-. son bonitos, es verdad, pero no he venido aquí a ver vestidos.

"vi cómo sus ojos se encendían al oír mis palabras y añadí distraídamente:

"-prefiero que me enseñes tu habitación.

"-está en el sótano -dijo con vivacidad-. ¿quieres que vayamos?

"lo miré un momento en silencio y después le pregunté con una franqueza nueva que me disgustó:

"¿por qué haces el tonto conmigo?

"-pero yo... -empezó turbado y sorprendido.

"-sabes mejor que yo que si hemos venido aquí no ha sido para visitar la casa o admirar los vestidos de tu ama, sino para ir a tu habitación y hacer el amor... bien, pues vamos cuanto antes y no se hable más.

"así, en un instante, por la simple razón de haber visto aquella casa, había dejado de ser la muchacha tímida e ingenua que había entrado allí unos minutos antes. esto me asombraba y a duras penas me reconocía. salimos de la habitación y comenzamos a bajar la escalera. gino me rodeaba la cintura con un brazo y a cada peldaño nos besábamos. creo que jamás se bajó una escalera tan despacio. en la planta baja, gino abrió una puerta disimulada en la pared y sin dejar de besarme y de ceñirme la cintura, me llevó al sótano. había anochecido y el sótano estaba oscuro. sin encender luces, por un corredor en sombras, unidas nuestras bocas en un beso, llegamos a la habitación de gino. abrió, entramos, oí que cerraba la puerta. estuvimos en la oscuridad un buen rato de pie, besándonos. el beso no acababa nunca. cuando yo quería interrumpirlo, él empezaba de nuevo, y si iba a interrumpirlo gino, lo reanudaba yo. después él me llevó hacia el lecho y caí en él boca arriba.

"gino me repetía en el oído afanosamente dulces palabras y frases persuasivas, con la clara intención de aturdirme para que no me diera cuenta de que, entre tanto, sus manos procuraban desnudarme, pero no había necesidad de todo aquello, en primer lugar porque había decidido darme a él y después porque ahora odiaba aquellos pobres vestidos que antes me gustaban tanto y ansiaba liberarme de ellos. pensaba que desnuda sería tanto o más bella que la dueña de gino y que todas las mujeres ricas del mundo. además, hacía meses que mi cuerpo esperaba aquel momento y, a pesar de mí misma, lo sentía estremecerse de impaciencia y de anhelos reprimidos como una hembra hambrienta y atada a la que, por fin, al cabo de largo ayuno, se la desata y se le ofrece comida.

"por todo esto, el acto del amor me pareció natural del todo y al placer físico no se le unió la sensación de estar cometiendo una acción insólita. al contrario, como a veces ocurre con algunos paisajes que nos parece haberlos visto ya cuando en realidad es la primera vez que se ofrecen a nuestra mirada, me pareció estar haciendo cosas que ya había hecho, no sabía ni cuándo ni dónde, tal vez en otra vida. todo ello no me impidió amar a gino con pasión y con furor, besándolo, mordiéndolo, apretándolo entre mis brazos hasta casi sofocarlo. también él parecía poseído por la misma furia. así durante un tiempo que me pareció muy largo, en aquella habitación oscura, enterrada bajo dos pisos de una casa vacía y silenciosa, nos abrazamos violentamente, hurgándonos de mil maneras las carnes como dos enemigos que luchan por la vida y tratan de hacerse el mayor daño posible.

"pero cuando nuestros deseos se hubieron saciado y quedamos tendidos el uno junto al otro, lánguidos y extenuados, sentí un miedo enorme de que gino, ahora que me había poseído ya no quisiera casarse conmigo. entonces me puse a hablar de la casa en la que viviríamos después de nuestro matrimonio."

alberto moravia.


72. doña flor y sus dos maridos

"¡qué diferencia con vadinho...! como una incontenible avalancha que la arrastrase, él la dominó y decidió su destino. flor comprendió, al final de aquellos perfectos y vertiginosos días de río colorado que no le sería posible vivir sin la gracia, la alegría, la loca presencia del muchacho. hizo cuanto él le pidió: en las fiestas no bailó con ningún otro, cogida de la mano de él, a lo largo de la kermés de la plaza, descendió hasta la oscuridad de la playa, para mejor besarse en la negrura de la noche, como él se lo sugirió; sintiendo con un escalofrío la mano acariciante que le subía, bajo el vestido, por los muslos y las caderas.

"¿quién hubiera imaginado a doña rozilda así de democrática, así de liberal? cerraba los ojos a los evidentes excesos del galanteo, tan sin control y recato, que la tía lita, tan poco afecta a convenvcionalismos, se preocupó y advirtió:

"-¿no crees, rozilda, que flor le está dando demasiada cuerda a ese joven? salen juntos a todas partes como si fueran novios, no parece que se hubiesen conocido sólo el otro día...

"doña rozalía reaccionó con violencia en tono de pelea:

"-no sé qué diablos tienes tú y tu marido en contra de vadinho... sólo porque el muchacho es rico y tiene una excelente posición; todo es un puro rumor contra él; no sé por qué ustedes se ensañan con él... con ese pobretón de porquería metido a pintor ustedes estaban embobados hasta no más, si de ustedes hubiese dependido, la casaban, como si yo fuese a darle a mi hija a ese comemierda. pero de vadinho sólo imaginan maldades. no veo nada de malo en que enamore a flor, ella ya está en edad de casarse, y cuando el señor del bonfim, oyendo mis oraciones, envía partido como él, tú y pôrto arman un alboroto infernal, encontrándole esto y lo otro... ¡déjame, mujer, tranquilízate...!

"-yo no sé nada, mi santa, tranquilízate tú. sólo estaba diciendo... porque tú siempre estás llena de melindres, hecha una no-me-toques. te basta ver a cualquier chica paseando sola y ya dices que es una perdida... y ahora, de incendiaria a bombera, le soltaste la mano a la niña...

"-¿entonces te parece una perdida? ¿es eso lo que crees? dilo ya...

"-tranquilízate, rozilda..., sabes que no dije eso...

"doña rozilda quería cerrar la discusión:

"-sé lo que estoy haciendo, es mi hija y, con la ayuda de dios, se casan este año...

"-puede ser, dios lo quiera...

"-¿puede ser? va a ser, con toda seguridad... no me vegas con cuentos, ustedes le tienen mala voluntad a vadinho...

"no, nadie le tenía mala voluntad a vadinho, él seducía a todos con su labia y su fantasía, primero a los conocidos de río colorado, después a los de la ladera del alvo. doña lita y pôrto ya habían hecho amistad con él y les gustaba como marido para flor. en cuanto a doña rozilda, parecía vivir exclusivamente para cumplir sus deseos, adivinarle sus caprichos.

"hablando de caprichos, él sólo tenía uno: estar a solas con flor, tomarla en sus brazos, vencer su resistencia y su pudor, irse apoderando de ella poco a poco, en cada encuentro. amarrándola en las cuerdas del deseo, pero amarrándose él también, prisionero de esos ojos de aceituna y asombro, de ese cuerpo tembloroso y arisco, ávido por voluntad, contenido por pudor. preso, sobre todo, de la mansedumbre de flor, de la atmósfera doméstica, del ambiente de hogar propio, de la gracia simple de la muchacha, de su quieta belleza, atmósfera que ejercía una poderosa fascinación en vadinho.

"él jamás había hecho vida de familia, no había llegado a conocer a la madre, fallecida durante el parto, el padre pronto desaparecido de su existencia. producto de la ocasional relación entre el primogénito de una familia pequeñoburguesa de buen pasar y la criada de la casa, de él se había ocupado su padre, el mencionado pariente lejano de los guimaraes, mientras fue soltero. pero, luego de un casamiento afortunado, procuró librarse del bastardo por quien su esposa, una devota ignorante, sentía un santo horror -'¡hijo del pecado!'-. lo internó en un colegio de curas, en el que, a trancas y barrancas, vadinho terminó por haberse apasionado, un domingo de visitas, de la madre de un compañero, distinguida cuarentona, mujer de un comerciante de la cidade baixa, considerada en aquel tiempo la puta más fácil de la alta sociedad de la capital, pasión devoradora y correspondida.

"pasión romántica, también. la preclara le ponía los ojos lánguidos, suspiraba, vadinho la rondaba por el patio de visitas del colegio, triste como una prisión, lúgubre prisión de niños. ella le daba chocolates y bizcochos del paquete traído para el hijo. vadinho le ofreció a escondidas una orquídea, robada del invernadero de los curas. un día de salida (el primer domingo del mes, y vadinho jamás salía, nadie lo venía a buscar, no tenía adónde ir), ella lo llevó a almorzar a su casa, un palacete en la plaza da graça, presentándolo al marido:

"-un compañero de zezito, huérfano, no tiene familia...

"zezito era medio tonto, se dedicaba a criar preás, y los domingos de salida todo el tiempo le parecía poco para atender, en la bodega de la casa, a los pequeños roedores. mientras el comerciante roncaba la siesta, vadinho se vio arrastrado al cuarto de coser, envuelto en besos y caricias, poseído. 'mi niño, mi colegial, mi alumno, soy tu maestra: ¡ay!, mi doncel...', y, consciente de su condición de maestra, le enseñaba -¡y cómo enseñaba!-. creció la pasión, insaciable y brutal. ella deshaciéndose en ayes y promesas, le repetía una y otra vez, cínica y tranquilamente, que nunca había amado, vadinho era su primer amante, y nada anhelaba tanto en el mundo, sino partir con él para vivir juntos aquel gran amor, ocultos en un rincón cualquiera. lástima que él estuviera interno en un colegio...

"-si yo me saliese del colegio, ¿vendrías de verdad a vivir conmigo?

"se escapó del colegio, se apareció al anochecer para buscarla, para liberarla del 'bestial burgués' que tanto la hacía sufrir y la humillaba poseyéndola. había tomado un miserable cuarto en una pensión de última categoría, comprando pan, mortadela (adoraba la mortadela), un brebaje vendido como vino y un ramillete de flores. todavía le sobraban algunos milréis, los compañeros más íntimos, enterados del caso y solidarios, se habían reunido para financiarle la fuga y el amor. vadinho era un fenómeno.

"la estimada señora casi se muere del susto cuando él invadió el hogar cuando el marido, en la otra sala, se escarbaba los dientes y leía los diarios. vadinho seguramente había enloquecido, le dijo ella, indignada. no era una aventurera, para abandonar su casa, su esposo e hijo, su comodidad y su crédito en la sociedad, para irse a vivir, manceba de una criatura, en la miseria y en la deshonra. vadinho no estaba en su juicio, que volviese al colegio, tal vez ni se hubiesen dado cuenta de su huida, y el próximo domingo de visitas, ¡ah!, ella le prometía...

"vadinho no quiso escuchar esa promesa, estaba lleno de ira y de vergüenza, había sido engañado. sin tener en cuenta la proximidad de los cuernos del comerciante, agarró a madame por los largos y oxigenados cabellos, le cruzó la cara a bofetadas, le dijo de todo, en un escándalo de tales proporciones que logró juntar, en animada concurrencia, no sólo al marido y los criados, sino también los vecinos de la elegante plaza da graça. según su propio testimonio, vadinho se había hecho hombre ese día, y hombre para siempre escarmentado."

jorge amado


73. historia de aline y valcour

73.a. "¿es que actualmente la gente se casa por amor?... lo hace por interés: esa es la única ley que debe estrechar los lazos del himeneo. ¡qué importa el amor siempre que uno sea rico! ¿acaso el amor proporciona la consideración en el mundo? no por cierto, señora mía, es la fortuna, y no se puede vivir sin consideración."

73.b. "un alma honesta no encuentra jamás en los defectos de quienes debe amar, razones que enfríen sus sentimientos."

73.c. "... las mujeres la conmoción provocada por un disgusto sobre la masa de los nervios inclina inmediatamente los átomos del fluido eléctrico al placer y que una persona de este sexo no es nunca tan voluptuosa como cuando es poseída entre lágrimas."

73.d. "uno se casa con una mujer por sus relaciones, por su dinero, para hacer uso de ella alguna vez en caso de necesidad. entonces es preciso que, por las buenas o por las malas, la mujer muestre a su marido toda la obediencia que le debe. ha de manifestarse una sumisión ciega y por lo demás, que le ame o no le ame, que esté contenta o triste al concederle lo que de ella se pretende, y que sea legítimo o no... siempre que se obtenga... ¿qué importa todo lo demás para la felicidad? vosotros las personas de grandes sentimientos situáis la felicidad en quimeras metafísicas que solamente existen en vuestras huecas cabezas. analizad todo esto, y el resultado es nada. ya me gustaría que me dijeseis de qué sirve el amor de una mujer siempre que se pueda gozar de ella. ¿qué puede aportar el amor a la sensación física?"

73.e. "el amor es solamente la espina del goce, solamente lo físico es la rosa... os sorprendería si os dijese que se pueden saborear placeres más intensos con una mujer que nos odia que con una que nos ama. esta da... a la otra hay que arrancárselo. ¡qué diferencia en la sensación física! así tiene siempre el atractivo picante de la violación, es el fruto de la victoria ya que es preciso combatir y vencer, por consiguiente es cien veces más deliciosa. pensad que en la vida del hombre hay veinte años en que este desea aún gozar todos los días y no obstante es seguro que sólo inspirará repugnancia. ¿cómo podría ser feliz cuando ya no puede dar amor, si solamente el amor hiciese la felicidad? y sin embargo lo es, luego es posible ser feliz sin proporcionar ningún placer y es muy posible recibirlos sin devolver nada a cambio."

73.f. "pero, ¿estáis seguro de que se tengan ideas a los dieciocho años? creedme, la edad en que solamente se escucha al corazón no es nunca la de las ideas. extraviado por un guía absurdo uno se engaña acerca de las sensaciones y pretende que la sensibilidad saboree lo que solamente es bueno cuando se la ultraja. por lo que a mí respecta, lo confieso que hace menos de diez años que disfruto, hace menos de diez años que sé qué es lo que hay que excluir, y qué es lo que hay que sofocar para mejorar un placer. es inaudito lo bien que se percibe lo que creemos que estamos a punto de perder. cuanto menos seguro está uno de poder repetir, más se saborea lo que se obtiene. es preciso haber conocido mucho para opinar sobre lo que es bueno... ¿y qué se conoce a los dieciocho años? a esa edad uno estima aún sus principios, cree en la virtud, admite la existencia de los dioses... quimeras... estando apegado a todos estos prejuicios, ¿puede concebirse esas divinas desviaciones fruto del hastío y de la depravación, puede concebirse la idea de esas investigaciones deliciosas, nacidas en el seno de la impotencia? hay que envejecer, os digo, para ser voluptuoso... de joven solamente se puede estar enamorado y no es solamente en citeres en donde el placer desea que se le rinda culto..."

marqués de sade


74. teresa

mujer de treintiocho años
(sola entre millares)
quiere tener relaciones
con cualquier hombre,
en cualquier lugar
y a la brevedad posible.
se anticipa
(y esto es un asunto grave)
le queda poco tiempo
y además
ya perdió toda serenidad.

juan ramírez ruíz (1946 - 2007)


75. hijos y amantes

"(...) siguieron caminando en silencio. detrás de la casa, alrededor del césped descuidado y desigual, había un seto de espino, al pie del cual unos narcisos descollaban entre sus haces de hojas gris verde. los capullos de las flores aún estaban verdosos de frío, pero algunos se habían abierto y lucían sus frunces de oro. miriam se arrodilló delante de una mata, cogió entre las manos un narciso que le pareció extraordinario, volvió hacia sí la cara dorada de la flor y se agachó, acariciándola con su boca y sus mejillas y su frente. paul de pie cerca de ella, con las manos en los bolsillos, la miraba. una tras otra, miriam volvió hacia él las corolas de las flores amarillas reventadas, con gesto de súplica, sin dejar de acariciarlas apasionadamente.

"-¿no te parecen magníficas?-murmuró.

"-magníficos..., es mucho decir..., son bonitos.

"ella se inclinó de nuevo hacia sus flores al oírlo censurar sus elogios. paul la vio agachada, aspirando las flores en férvidos besos.

"-¿por qué tienes que estar siempre acariciando las cosas? -preguntó con irritación.

"-es que me gusta tocarlas -contestó ella dolida.

"-¿es que nunca pueden gustarte las cosas sin que tengas que estrujarlas como si quisieras arrancarles el corazón? ¿por qué no tienes un poco más de comedimiento o de reserva, o algo así?

"levantó hacia él unos ojos llenos de dolor y siguió lentamente acariciando con los labios los frunces de una flor. la fragancia de ésta, cuando la aspiraba, era mucho más suave que él; y esto casi la hizo llorar.

"-tú halagas las cosas para sacarles el alma con esos arrumacos -dijo paul-. yo nunca sería capaz de halagar así... en todo caso, iría al grano.

"casi no se daba cuenta de lo que estaba diciendo. esas cosas le salían maquinalmente. la chica lo miró. el cuerpo del muchacho, firme y duro, parecía un arma contra ella.

"-siempre estás pidiendo a las cosas que te amen -siguió diciendo paul-, como si fueses una mendiga de amor. incluso las flores, tienes que adularlas...

"rítmicamente, miriam se mecía y acariciaba las flores con la boca, aspirando su aroma que siempre la hacía estremecerse cuando llegaba a su nariz.

"-tú no quieres amar..., tu ansia eterna y anormal es que te amen. no eres positiva, sino negativa. tú absorbes, absorbes, como si tuvieses que llenarte de amor, porque dentro de ti falta algo.

"estaba anonadada por su crueldad y no lo oía. paul no tenía la menor idea de lo que estaba diciendo. era como si su alma exasperada, atormentada, abrasada de pasión contrariada, despidiese esas frases como las chispas que echa la electricidad. ella no comprendía nada de lo que él decía, simplemente permanecía agachada, abrumada bajo la crueldad y el odio que paul le manifestaba. nunca comprendía con rapidez; todo tenía que pensarlo y repensarlo."

david herbert lawrence


76. nocturno a rosario (extracto)

iv

comprendo que tus besos 
jamás han de ser míos
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
y te amo y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.

manuel acuña


77. el cisne

pupila azul de mi parque
es el sensitivo espejo
de un lago claro, ¡muy claro!...
tan claro que a veces creo
que en su cristalina página
se imprime mi pensamiento.

flor del aire, flor del agua,
alma del lago es un cisne
con dos pupilas humanas,
grave y gentil como un príncipe;
alas lirio, remos rosa...
pico en fuego, cuello triste
y orgulloso, y la blancura 
y la suavidad de un cisne...

el ave cándida y grave
tiene un maléfico encanto;
clavel vestido de lirio,
¡trasciende a llama y milagro!...
sus alas blancas me turban
como dos cálidos brazos;

ningunos labios ardieron
como su pico en mis manos;
ninguna testa ha caído
tan lánguida en mi regazo;

ninguna carne tan viva
he padecido o gozado:
viborean en sus venas
¡filtros dos veces humanos!

del rubí de la lujuria
su testa está coronada:
y va arrastrando el deseo
en una cauda rosada...

agua le doy en mis manos
y él parece beber fuego,
y yo parezco ofrecerle
todo el vaso de mi cuerpo...

y vive tanto en mis sueños,
y ahonda tanto en mi carne,
que a veces pienso si el cisne
con sus dos alas fugaces,

sus raros ojos humanos
y el rojo pico quemante,
es sólo un cisne en mi lago
o es en mi vida un amante...

al margen del lago claro
yo le interrogo en silencio...
y el silencio es una rosa
sobre su pico de fuego...
pero en su carne me habla
y yo en mi carne le entiendo.

-a veces ¡toda! soy alma;
y a veces ¡toda! soy cuerpo.-
hunde el pico en mi regazo
y se queda como muerto...

y en la cristalina página,
en el sensitivo espejo
del lago que algunas veces
refleja mi pensamiento,
¡el cisne asusta, de rojo,
y yo, de blanca, doy miedo!

delmira agustini


78. eva o el pecado original

nada fue como dicen.
yo descubrí mi cuerpo mojado en la maleza
y lo empecé a palpar.
era mi cuerpo solo el que se hinchaba
inflamada mi vela.
no supe qué corría por mi vientre
trepaba hasta mi pecho
enceguecía.
tuve miedo y grité
tuve miedo y rodé por la maleza.
era fuego, era sangre era lava de volcán
era espejismo.
no supe qué pasaba y tuve miedo
pero dejé rodar mi cuerpo y la llovizna
y algo estalló vibrante quién sabe en qué recodo.
después dormí tranquila
un tiempo inexplicablemente largo.
después quizá llegara adán pero ya no lo vi
otra vez la llovizna humedeció mi cuerpo
y me sentí gritar.

odette alonso


79. beso

¡qué sola estabas por dentro!
cuando me asomé a tus labios
un rojo túnel de sangre,
oscuro y triste, se hundía
hasta el final de tu alma.

cuando penetró mi beso,
su calor y su luz daban
temblores y sobresaltos
a tu carne sorprendida.

desde entonces los caminos
que conducen a tu alma
no quieres que estén desiertos.

¡cuántas flechas, peces, pájaros,
cuántas caricias y besos!

manuel altolaguirre


80. letrilla

ojos que se quieren bien
aunque se miren de lejos
no son ojos sino espejos
donde las almas se ven.

diego de silva y mendoza, conde de salinas


81. deja

si los mínimos dedos de la lluvia
tiemblan sobre tu rostro y se deslizan;
si te envuelve el embozo
de la ligera capa de la brisa;
si el espejo sonríe
cada vez que le miras;
y se elevan del mar múltiples senos
hacia la clara luz de manos tibias;
deja a mis dedos dibujar tu imagen
en prolongada, trémula caricia;
deja a mis brazos circundar los hombros
en actitud tajante, posesiva;
a mi rostro flotar en los radiantes,
oscuros círculos de tus pupilas;
y entera libertad en estas manos,
que anhelantes están de hacerte mía.

francisco álvarez





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